En España estamos atravesando una situación bastante crítica de sequía, como fruto de la escasez de lluvia que se viene presentando a lo largo de los últimos meses. Por ello, cualquier alternativa que sirva para ahorrar cierta cantidad de agua es muy útil.

Esto es especialmente así en las labores que hacen un uso frecuente de este recurso, como es el caso del mundo rural y, más en concreto, de la agricultura. En este sentido, a continuación vamos a conocer una nueva tecnología de agua en polvo que es capaz de combatir las consecuencias de la sequía.

Una tecnología que convierte la lluvia en sólido

Ha sido descubierto por Sergio Jesús Rico Velasco, ingeniero mexicano del Instituto Politécnico Nacional, quien ha hallado una forma de retener el agua de la lluvia y convertirla en sólido.

Dicha agua sólida es biodegradable, no es tóxica y es capaz de conservarse hasta ocho años ayudando, de este modo, a las cosechas a crecer en climas extremos. Además, esto permite que se pueda reducir el uso de agua en un 90% en la agricultura.

Se trata de un polímero biodegradable que puede retener hasta 200 veces su peso en agua durante seis semanas. La forma en la que se comercializa es en polvo, se hidrata con agua de lluvia y se transforma en un gel que retiene el agua 40 días.

Las plantas, gracias a esta novedosa tecnología, pueden permanecer hidratadas sin tener que esperar a que llueva o a ser regadas, lo cual también le ayuda a mejorar su desarrollo.

Así funciona el agua sólida para combatir la sequía

Una vez que somos conocedores de cuáles son los beneficios que aporta, es importante que sepamos de qué forma funciona y cómo la podemos utilizar. El polímero se entierra en la tierra a la altura de la raíz y, al llover, encapsula el agua y la vuelve sólida.


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Tras esto, el agua se mantiene en este estado mientras la planta la va consumiendo en función de sus necesidades. Cuando se acaba la humedad en el polímero, este regresa a su estado principal para volver a esperar la lluvia. Dicho procedimiento se puede mantener durante un periodo de tiempo entre ocho y 10 años.

Tal y como explica el propio Rico, tan solo se necesitan 25 kilogramos de producto por cada hectárea de cultivo, ahorrando «el 80% de los costes de producción». Asimismo, esto también reduce costes en infraestructura hidráulica puesto que, en muchos casos, no se requerirán otros sistemas de riego.

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