Pasadas las 13:00 horas de hoy saltaba la noticia a través de la cuenta oficial de Twitter de la Familia Real inglesa. El Principe Felipe de Edimburgo ha fallecido «pacíficamente» esta mañana en el Castillo de Windsor. A sus 99 años y tras 72 de matrimonio con la actual Reina Isabel II, el pueblo inglés despide hoy a una de las figuras más importantes de su historia contemporánea.

Felipe de Edimburgo

En nuestro caso, hemos perdido a un cazador más. Un hombre amante del campo, los perros y la naturaleza, que heredó su pasión por la cinegética de su padre (Andrés de Grecia), y supo transmitirla a sus hijos, entre ellos, a Carlos de Inglaterra. Nunca escondió su afición y no era extraño encontrarle conduciendo un Land Rover por el campo, paseando con sus labradores bajo la lluvia o recechando con el rifle al hombro por las colinas del Castillo de Balmoral.

Símbolo de elegancia británica

Aunque siempre se ha considerado su papel en la Familia Real como secundario y a la sombra de la Reina, su persona era un imán para los focos que desde muy pronto encontraron en su figura un hombre interesante. Amante de los caballos y de la vida en el campo, los chaquetones encerados y las botas altas de agua eran su uniforme habitual cuando salía del Palacio de Buckingham.

Un cazador comprometido

Lo que no mucha gente conoce es que Felipe de Edimburgo fue uno de los fundadores de WWF, una de las mayores y más conocidas organizaciones ecologistas del planeta. Su afición a la caza chocaba frontalmente, sobre todo para la prensa inglesa, con su cargo en la la ONG, provocando uno de los mayores escándalos en la familia real británica. Meses antes de participar en la creación de WWF, en 1961, viajó hasta la India para participar en una cacería de tigres organizada por el Rajá de Jaipur. En esa cacería también abatió un cocodrilo y la fotografía del momento pronto apareció en los medios de comunicación británicos, que no dudaron en criticarlo de forma feroz.

El propio príncipe de Edimburgo fue uno de los precursores de la caza en ojeo de perdices y faisanes en Inglaterra, concretamente en la zona de Sandringham, todo un modelo para la conservación de la fauna británica.

Algunas fuentes apuntan que la propia Isabel II le solicitó formalmente que dejara la caza en el año 2002, al tratarse de una actividad controvertida y mal vista por la mayoría de súbditos pero lejos de aceptar la invitación de su amada esposa, continuó disfrutando de la actividad cinegética unos años más.

En 2012 y después de sufrir un fuerte ataque al corazón, su equipo médico le recomendó que abandonara definitivamente la caza y el manejo de armas ya que el retroceso de sus escopetas podría afectar a un stent que le habían colocado para desbloquear una arteria coronaria.

Felipe de Edimburgo

Una vida de caza en la pequeña pantalla

Seguramente nunca te imaginaste ver en Netflix a Diana de Gales cazando un ciervo. Pero sí, es una de las muchas sorpresas que la serie de televisión The Crown, que narra la historia de Isabel II del Reino Unido, tenía reservadas para los amantes de la caza y de la pesca protagonizadas por la propia Isabel II, su padre Jorge VI, el príncipe Felipe de Edimburgo, su hijo Carlos De Gales o Margaret Tatcher.

The Crown es una serie web de drama histórico sobre el reinado de la reina Isabel II, creada por Peter Morgan, y producida por Left Bank Pictures y Sony Pictures Television para Netflix. 

A priori puede tratarse de una de las miles de series y películas que se ofrecen en este tipo de plataformas, pero si eres un amante de la caza, la pesca y el campo, te recomendamos que no la dejes escapar por que vas a disfrutar con las muchas referencias al mundo cinegético que se realizan a lo largo de sus cuatro temporadas: tiradas de patos en barca, ojeos de faisanes, recechos de ciervo por las Highlands, jornadas de pesca a mosca…

Felipe de Edimburgo

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