Recolectar bayas, setas u hongos y otros alimentos que ofrece el campo puede resultar especialmente entretenido, siempre y cuando se tomen las precauciones pertinentes. En primer lugar, en cuanto a la micología se refiere, es obvio que habremos de saber identificar la especie de seta u hongo que estamos recolectando, con el fin de evitar una posible intoxicación. Por otro lado, deberemos lavar los alimentos que ofrece el campo, especialmente aquellos que se encuentren en cunetas de caminos y lugares especialmente transitados.
Se recomienda lo anterior ya que las heces de perros o zorros, podrían transmitir enfermedades parasitarias como la equinococosis alveolar. Si bien la contaminación más frecuente es el contacto directo con animales domésticos, con animales silvestres se debe principalmente al consumo de frutos recolectados del suelo o a baja altura -fresas silvestres, arándanos, frambuesas, moras, setas, hongos…- y que han sido contaminados por el excremento de estos carnívoros.
El siguiente vídeo muestra precisamente a un zorro que ha elegido como baño particular un gran boletus.
Una enfermedad parasitaria que puede ocasionar la muerte
La equinococosis alveolar se caracteriza por un periodo de incubación asintomático de 5 a 15 años y el desarrollo lento de una lesión primaria similar a un tumor, usualmente en el hígado. Los signos clínicos son pérdida de peso, dolor abdominal, malestar general y signos de insuficiencia hepática.
Las metástasis larvarias pueden diseminarse tanto a los órganos adyacentes al hígado -bazo- como a lugares distantes -pulmones o cerebro- cuando el parásito viaja a través de la circulación sanguínea y linfática. Si no se trata, la equinococosis alveolar es progresiva y letal.