Durante las últimas décadas, el meloncillo (Herpestes ichneumon) ha protagonizado una silenciosa pero eficaz expansión por buena parte de la península ibérica. Si bien su presencia creciente en España ya se ha convertido en un asunto de preocupación para los gestores de fauna, un estudio reciente confirma que Portugal también está padeciendo este fenómeno, con efectos similares en su biodiversidad.
En el país vecino, los datos confirman una tendencia al alza que guarda muchas similitudes con la situación española. La investigación, publicada en la prestigiosa plataforma Springer Nature, se basa en tres décadas de estadísticas de caza y revela cómo la evolución de determinadas especies, entre ellas el meloncillo, ha experimentado notables cambios. La presencia de este pequeño depredador oportunista ha coincidido en el tiempo con el retroceso dramático de especies tan sensibles como el conejo o la liebre.
La consolidación del meloncillo en nuevos hábitats ha sido posible gracias a su gran capacidad de adaptación. Su dieta variada y su habilidad para desplazarse por entornos muy distintos lo han convertido en una especie que no solo sobrevive, sino que prospera, incluso en terrenos donde antes era inexistente.
Un estudio que confirma su avance
El informe portugués señala que el meloncillo alcanzó su pico poblacional en 2017, tras más de veinte años de crecimiento constante. Aunque desde entonces se ha observado un ligero descenso, su implantación ya es un hecho. En paralelo, el gráfico incluido en el estudio muestra con claridad cómo las capturas de conejo y liebre han ido cayendo en picado, especialmente tras un abrupto descenso en 2013 que no ha logrado revertirse.

Este retroceso se atribuye, en parte, a enfermedades víricas como la mixomatosis y la enfermedad hemorrágica vírica, pero también al impacto de depredadores como el meloncillo, cuya expansión ha coincidido con estos episodios. El caso de los zorros también se menciona en el estudio, aunque su máximo se registró en 2015, y su evolución es distinta.
¿Y en España?
En nuestro país, la preocupación por la proliferación del meloncillo también ha llevado a adoptar medidas de control en regiones donde su presencia es especialmente notable. Comunidades como Extremadura y Andalucía han comenzado a aplicar políticas específicas para frenar su avance.

En Extremadura, se autorizó el pasado año su caza bajo control, con un periodo habilitado desde el 12 de octubre hasta el 28 de febrero, y siempre en horario diurno. Para ello, es necesario tramitar una solicitud en base a los procedimientos establecidos en el Diario Oficial de Extremadura.
En Andalucía, aunque el meloncillo no ha sido declarado especie cinegética, se permite su control excepcional, condicionado a la acreditación de daños. Es una medida intermedia que no satisface del todo ni a cazadores ni a ganaderos, pero que al menos reconoce la problemática.
Una amenaza para la biodiversidad ibérica
La situación en Portugal refuerza lo que muchos llevan tiempo advirtiendo: el meloncillo no es una anécdota aislada, sino una especie cuya expansión está remodelando los ecosistemas ibéricos. Su impacto sobre especies cinegéticas como el conejo, no es menor, y obliga a reflexionar sobre el equilibrio entre conservación y control.
Ambos países comparten una realidad común. Y si el presente portugués es un espejo para el futuro español, la gestión del meloncillo requerirá decisiones valientes, basadas en datos científicos y en la experiencia del terreno.