Por Pilar Ruiz (Veterinaria)

El veterinario nos acaba de dar una mala noticia: nuestro perro tiene leishmaniosis. Hasta hace relativamente poco tiempo podíamos pensar que no podíamos hacer nada y que la muerte era un final asegurado. Sin embargo, el pronóstico actual ha cambiado mucho ya que los tratamientos veterinarios y los controles rutinarios de la enfermedad están dando resultados muy satisfactorios.

¿En qué consiste el tratamiento contra la leishmaniosis?

Una vez diagnosticada la enfermedad, lo primero es evaluar en qué medida está afectado al perro mediante unos análisis de sangre –una bioquímica, un hemograma, un proteinograma y una determinación de anticuerpos frente a leishmania–.  En la mayoría de los casos, sobre todo si estamos en estadíos iniciales, los órganos internos no suelen estar afectados. Son factores de mal pronóstico el que tenga los riñones dañados y que la albúmina –una proteína de la sangre– se encuentre en niveles muy bajos. Con esta información valoraremos las opciones de tratamiento.

La primera fase del tratamiento consiste en administrar al perro enfermo un agente leishmanicida para matar y disminuir el número de parásitos presentes en su organismo.  Para este fin se utilizan dos fármacos:

  • Antimoniato de meglumina (Glucantime del laboratorio Boehringer Ingelheim, o Antishmania del laboratorio Fatro) Es la primera opción de tratamiento, ya que es la opción más eficaz, viéndose la mejoría del animal en 15 días. Se administra en inyecciones durante 30 días. Existen varias pautas de tratamiento, siendo la recomendada la de dividir la dosis diaria en dos inyecciones cada 12 horas. En los perros que tengan el riñón afectado está contraindicado su uso, ya que podría agravar el daño renal. (Algunos expertos aconsejan su uso en estos casos, pero a dosis más bajas y con los perros muy monitorizados para detectar cualquier empeoramiento renal)
  • Miltefosina (Milteforan del laboratorio Virbac) Es la segunda opción de tratamiento. Está indicado  para perros con insuficiencia renal, ya que su uso no afecta al riñón, o para aquellos pocos casos refractarios al antimoniato de meglumina. Su uso es sencillo, es un jarabe que se administra vía oral, una vez al día durante 28 días consecutivos. Su efecto es más tardío, observamos mejoría a los dos meses de iniciado el tratamiento.

El coste de esta primera  fase de tratamiento oscila entre 250-300 € para un perro de 20 kilos.

Concluido este tratamiento, se realiza una nueva analítica sanguínea, para valorar de forma objetiva la respuesta del perro, al comparar los resultados con las analíticas iniciales.

Segunda fase del tratamiento

La segunda fase del tratamiento consiste en administrar Alopurinol en comprimidos durante un largo periodo de tiempo, mínimo durante un año. Se obtiene mejor respuesta si se divide la dosis diaria en dos administraciones cada 12 horas. El fin de esta fase es impedir que las leishmanias que queden después del tratamiento con leishmanicidas se multipliquen y su número se mantenga tan bajo que no le de problemas al perro y que no sea capaz de transmitir la enfermedad a otros animales a través de la picadura del mosquito transmisor.

Se consigue mayor eficacia en el tratamiento a largo plazo si además se suplementa con potenciadores de la inmunidad, para que el sistema inmunitario contribuya a mantener bajo control a las leishmanias.  Los que han demostrado su eficacia clínicamente son Leisguard del laboratorio Equphar y Impromune del laboratorio Bioiberica.  Estos productos son seguros y no producen efectos secundarios en tratamientos largos.

Estos tratamientos resultan menos costosos económicamente.

¿Hay tratamientos alternativos?

Los tratamientos médicos descritos están basados en evidencias científicas y se obtienen muy buenos resultados clínicos.

Existe otro tratamiento alternativo basado en autovacunas. Consiste en extraer una muestra del parásito alojado en los ganglios linfáticos del perro y enviarla al laboratorio para que lo aísle y elabore una ‘vacuna’ que, al administrársela al propio perro, estimula su sistema inmunitario  para que destruya las leishmanias  causantes de la enfermedad.

Esta autovacuna no se comercializa, se elabora para cada perro bajo prescripción veterinaria por el laboratorio Ovejero. Su coste es de 350-400 euros.

Se puede plantear esta alternativa en perros que no han respondido a los tratamientos habituales o no los toleren, ya que presenta escasos efectos secundarios.

¿Se consigue la curación total de leishmaniosis?

Conseguir la cura total se da en muy pocos casos, ya que, incluso con los tratamientos médicos no conseguimos eliminar el 100% de las leishmanias del organismo. Por este motivo debemos estar atentos a las recaídas del animal.

Los veterinarios consideramos la leishmaniosis como una enfermedad crónica que requiere controles analíticos periódicos para detectar los rebrotes antes de que el perro manifieste síntomas y poder ajustar la medicación de forma precoz para obtener mejores resultados. Los controles analíticos se realizan con una periodicidad de entre 3 y 12 meses y tienen un coste de 75-100 €.

La mayoría de perros tratados se mantienen a largo plazo con alopurinol y los estimulantes de la inmunidad, incluso muchos casos con estos estimulantes únicamente. Con el tratamiento conseguimos alargar significativamente su esperanza de vida, llegando a morir con edades avanzadas por causas distintas a la leishmaniosis.  

La mejor cura de la leishmaniosis: la prevención

La leishmaniosis es la pesadilla de cualquier propietario de un perro, sea o no de caza. Esta enfermedad es muy agresiva, cada vez más frecuente, y se puede llevar por delante a nuestro más querido compañero. Como ya hemos dicho en anteriores ocasiones, la mejor cura para esta enfermedad es la prevención. En este artículo te contamos cómo puedes evitar que la contraiga.

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