El artilugio señala cuando tienes a otro cazador a menos de 100 metros mediante una señal luminosa. Además, su pantalla muestra el número de compañeros que tienes en ese rango.
13/4/2018 | Redacción JyS

accidentes de caza
El inventor, McCabe, posa con el dispositivo en la mano. / pledgeme.nz

Un joven cazador neozelandés, Justin McCabe, ha desarrollado un sistema electrónico de alerta para evitar accidentes en la caza. La idea se le ocurrió después de ver cómo caían plomos hacia su puesto durante una cacería de patos en la que participó junto a unos amigos.
El objetivo de este nuevo dispositivo es evitar los disparos accidentales. Por ello, cada cazador del grupo debe llevar uno, y en caso de encontrarse a menos de 100 metros de otro compañero el artilugio avisa mediante una señal luminosa. Además, una pequeña pantalla integrada avisa del número de cazadores que tenemos cerca.
El portavoz del organismo que vela por la seguridad en las montañas del país, Nick Kingstone, ha explicado que ya se han puesto en contacto con McCabe para interesarse por el proyecto. Además, ha expresado que cualquier dispositivo que ayude a salvar vidas debe ser desarrollado.
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Aspecto del Roar Beacon. / pledgeme.nz

Los Roar Beacons, que es como se llama el artilugio -algo así como ‘balizas de estruendos’ en inglés-, no están diseñados para identificar un objetivo sino para dar una segunda oportunidad al cazador y que se cerciore de lo que hay a su alrededor antes de apretar el gatillo. «Están pensados para ayudar a concienciarnos de situar lo que hay a nuestro alrededor. Me recuerda que debo cerciorarme qué es a lo que estoy apuntando. Sólo puede deparar cosas buenas», ha comentado McCabe.
Así pues, dadas sus características, los Roar Beacon están ya empezando a generar grandes expectativas entre distintos grupos y entidades cinegéticas de Nueva Zelanda. Las redes sociales también se están empezando a hacer eco del proyecto y McCabe ha aprovechado la coyuntura para lanzar una campaña de crowdfunding a través de Pledgeme con el objetivo de poder continuar la investigación. Las aportaciones pueden ir desde los 3 euros hasta los 180 euros.