El cazador malagueño José Arrabal se topó hace unos días, durante una noche de espera, con una situación un tanto curiosa: en su puesto entró una piara de rayones que se acercaron hasta él e incluso los pudo tocar. Además, da la casualidad de que aquella noche le acompañaba en su puesto su novia Francisca Galán, que no era cazadora antes de empezar hace pocos meses con él, pero que le ha empezado a picar el ‘gusanillo’ del mundo cinegético conforme ha ido conociendo su realidad

El hecho ocurrió en un puesto de espera que José tiene en un coto en la provincia de Málaga: «Me puse en la búsqueda de un jabalí grande que sabía que estaba por allí y, a la caída de la noche, sentí ruidos. Como no tengo visor nocturno, vi un bulto en el llano y alumbré. En ese momento, vi cómo dos guarros se venían hacia mí y se ponían a un metro de distancia», relata el cazador.

«Estuvieron jugando como si fueran dos perros, sin ningún miedo. Tanto se acercaron, que incluso pude acariciar a uno de ellos», detalla Arrabal. Lógicamente, no disparó porque los animales no sobrepasaban los 15 kilos de peso: «Para mí, la caza es esto. No es solamente abatir animales, sino disfrutar de la naturaleza, sentirla, sentirte libre en ella y verla y tocarla de cerca», pone en valor el cazador.

La falta de la madre, la posible razón a esta reacción

«La conclusión a la que llego es que esto lo hacían gracias a la inexperiencia de los propios animales porque todo hace indicar que les faltaba la madre. Eso hizo que no tuviesen reparo en acercarse sin saber el peligro que corrían», añade José.

Por último, destaca el hecho vivido por su novia Francisca Galán: «No le gustaba nada la caza. Me la llevé hace dos semanas de rececho, vio por vez primera un venado en libertad, las corzas, los guarros… y eso, junto a esta noche de espera, le encantó. Repetirá, seguro», concluye el cazador malagueño.

Este es el vídeo del encuentro.

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Otro gran lance de José Arrabal: un macho montés le ataca y, tras cazarlo, se lleva esta sorpresa

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Cazador y guarda, con el macho montés. / JyS

Este cazador abatió el pasado 28 de diciembre, Día de los Inocentes, un macho montés que atacó al guarda al rematarlo y que tenía una rarísima pezuña: «Andaba normal, no sabemos cómo, pero no tenía problemas», afirma el joven. La captura tuvo lugar en las cercanías de la localidad valenciana de Anna.

«Nos levantamos por la mañana temprano e hicimos dos grupos», comienza relatando el joven. «Avistamos los machos nosotros primero a larga distancia, y ellos entraron por arriba», sigue explicando refiriéndose al otro grupo de cazadores. «Entre ellos, iba uno espectacular, y los demás eran normales», añade. Te lo contamos en este enlace.

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