El joven cazador ha relatado a Jara y Sedal cómo abatía ayer en Montagut (Girona) un asombroso jabalí «pequeño pero con unas navajas descomunales».
8/2/2019 | Redacción JyS
Pol Santaló abatía ayer jueves 7 de febrero un espectacular jabalí que apenas llegó a dar 50 kilos en la romana en una de las batidas que organizan en Montagut y Oix, su pueblo.
El joven cazador de 17 años ha relatado a Jara y Sedal cómo dio con el animal por el que a la postre todos le felicitarían. «Lo vi sobre las 10 de la mañana. Estaba parado haciendo frente a los perros. Pero cuando me vieron llegar los podencos se lanzaron a por él». Según el cazador, ya le habían avisado por la emisora que un jabalí con «buen trofeo» iba hacia su posición.
Pol, un joven pero avezado aficionado a la caza de jabalíes con perro
Santaló era uno de los cinco cazadores que ese día acompañaban a los perros que batían el monte, como hace desde que con 10 años comenzara a acompañar a su «tutor» Joan Picart, «el Nano», como todo le conocen en el pueblo. «Mi padre y mi abuelo siempre han cazado de parada», comenta refiriéndose a que él es el único de la familia que prefiere batir el monte con los canes a quedarse en el puesto.
En este coto de la comarca de la Garrocha los «perreros» también pueden portar un arma. Pol ese día no había olvidado su Hatsan semiautomática del calibre 12. «Lleva un punto de fibra como un rifle, me apaño muy bien con ella», relata.
Un coto con una densidad de jabalí fuera de lo común
En la batida ayer participaron 25 cazadores, aunque es habitual que los sábados lleguen a más de 50. Cazan tres días en semana en este coto cercano a la frontera con Francia donde en 8.500 hectáreas el año pasado abatieron 480 jabalíes. «Hay muchos, además tenemos ciervos y gamos», afirma Pol cuando quedamos atónitos ante la cifra.
Ayer, entre los suidos de la montaña de Montagut, se escondía un curioso jabalí que portaba unas espectaculares navajas a pesar de no ser «nada corpulento». Según Pol, el animal intentó huir pero la bala Remington que disparó se lo impidió.
Cuando el resto de la cuadrilla vio el animal, nada que ver con el resto que se abatió ese día, todos comenzaron a felicitarle. Por el momento el trofeo ya está en manos de uno de los compañeros de cuadrilla, quien lo pondrá en una tabla para que Pol pueda recordar el lance. A buen seguro no lo olvidará nunca.