La iniciativa la ha propuesto un equipo de investigación conformado por miembros del Grupo de Investigación en Sanidad Animal y Zoonosis (GISAZ) de la Universidad de Córdoba (UCO). En estos términos, han recomendado que los conocidos como muladares o comederos de aves necrógafas se adapten de manera que impidan el acceso de los linces ibéricos.

Al hablar de esta especie nos referimos al félido más amenazado del mundo, lo que explica que resulte tan importante dar un paso más para protegerlo. La revista Biological Conservation ha sido la que ha publicado el artículo elaborado por este grupo de investigadores.

El lince ibérico, ante nuevos riesgos sanitarios

Ahora, estos expertos españoles han advertido que el lince ibérico corre el riesgo de adquirir patógenos transmitidos por consumo de subproductos de ciertas especies animales.

Por su parte, los subproductos de origen animal no destinados a consumo humanos, que proceden de especies cinegéticas de caza mayor y están en los muladares, se someten a una inspección técnica veterinaria. Esta lleva a cabo la evaluación de la posible presencia de lesiones macroscópicas compatibles con procesos infectocontagiosos.

Lince ibérico pollos perdiz
Lince ibérico. © Shutterstock

A pesar de esto, lo cierto es que algunos animales pueden ser portadores de patógenos transmisibles que no se ven a simple vista y, por lo tanto, suponer un peligro para otras especies que los puedan consumir.

Los muladares podrían ser un peligro para el lince ibérico

Moisés Gonzálvez, uno de los investigadores del grupo GIZAR, explica que «los linces tienen acceso en los muladares a unos subproductos que, eventualmente, podrían tener patógenos que se transmitan a través de su consumo, algunos de los cuales ya han sido asociados a casos de mortalidad en esta especie».

Los muladares, en este sentido, tienen vallas destinadas a evitar el acceso de los mamíferos a su interior. De este modo, limitan el riesgo de transmisión de patógenos. La Junta de Andalucía establece, en esta línea, que, «por razones de sanidad animal, los muladares deberán impedir de forma permanente el acceso de jabalíes, zorros y perros».

Para lograr esto, «el recinto se cerrará perimetralmente mediante una malla cinegética de cuadro pequeño y altura suficiente que evite la entrada de los citados animales», continúa el texto. La teoría apunta que, gracias a esa malla, solo las aves carroñeras pueden acceder a ellos.

Sin embargo, los linces cuentan con unas habilidades de trepar o saltar que les permiten alcanzar los subproductos contenidos en estos recintos. Este es uno de los motivos que han hecho que resulte tan necesaria la adaptación de los muladares.

cazadores graban lince
Lince ibérico. © Shutterstock

El lince ha desarrollado un comportamiento carroñero

Dicha necesidad se acentúa aún más ante el descenso de las poblaciones de conejo silvestre, su principal fuente de alimento. A lo largo de las últimas décadas, esto se ha visto incrementado por, entre otras causas, la degradación del hábitat y enfermedades como la mixomatosis.

Ante estas críticas circunstancias, el lince se ha visto obligado a desarrollar ciertos comportamientos carroñeros. Respecto a esto, Gonzálvez ha matizado que «una cosa es comer un cadáver de forma esporádica y otra acceder a un muladar donde hay una gran cantidad de subproductos de ungulados».

Asimismo, la actual expansión del lince ibérico en la Península Ibérica, en combinación con el aumento de las poblaciones de ungulados silvestres, está haciendo que puedan ser más comunes los encuentros entre los félidos y estos subproductos.

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