En un gesto que refuerza su compromiso con la conservación, el sector cinegético de Ibiza ha decidido no cazar la tórtola europea durante la próxima temporada, pese a contar con una cuota autorizada. El Consell de Caza de la isla, órgano consultivo en el que participan tanto administraciones públicas como sociedades de cazadores, ha acordado de forma mayoritaria no repartir los 329 precintos habilitados para la especie en 2025-2026.
Esta decisión, tomada el pasado mes de mayo, supone un paso más en la implicación del colectivo con la gestión sostenible del medio natural. Aunque el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación permite la caza controlada de esta especie dentro del Plan de gestión adaptativo, los cazadores ibicencos han optado por no aprovechar dicha posibilidad. Lo hacen apelando al principio de precaución y a la necesidad de realizar un seguimiento riguroso del estado de la población de la tórtola en la isla.
Una apuesta por la sostenibilidad
La tórtola europea (Streptopelia turtur) ha sido objeto de fuertes restricciones en toda Europa debido al declive poblacional sufrido en las últimas décadas. Sin embargo, en algunas zonas donde se han aplicado medidas de mejora del hábitat y control cinegético responsable, se ha autorizado una caza limitada, bajo condiciones estrictas. Ibiza, en cambio, ha preferido renunciar a su cupo con el fin de priorizar la recuperación de la especie.
El Consell de Ibiza ha valorado esta decisión como un acto de coherencia y responsabilidad.
Control de la torcaz: un nuevo reto
Frente a la contención con la tórtola, el foco se pone ahora en la paloma torcaz (Columba palumbus), una especie cuya población ha crecido exponencialmente en la isla y que está generando daños importantes en la agricultura, además de desequilibrios ecológicos. Por ello, el sector cinegético ha trasladado su firme compromiso de intensificar las acciones de control poblacional de esta ave.
Las sociedades de cazadores colaborarán con las administraciones locales para desarrollar estrategias de gestión y minimizar el impacto de esta especie.
La renuncia voluntaria a cazar una especie en declive, combinada con el refuerzo del control de otra que genera problemas, marca un equilibrio que refuerza la legitimidad del sector.