Se llama Alba Vico Domingo, tiene 24 años, y aunque es granadina, vive en Medina de Pomar (Burgos) con su novio, Desiderio Castillo, de 26 años y cazador. Él fue quien la introdujo en el mundo cinegético y Alba ha pintado para él un cuadro con los cuatro tipos de zorzales como regalo a la afición que él mismo le transmitió.
«Mi abuelo era cazador y yo veía cómo iba a las perdices con reclamo, pero mi padre no siguió con esa tradición y ahí quedó estancada la afición», comienza explicando Alba. Pero en entonces lo conoció a él, y la pasión por la caza hizo el resto. «Cuando tenía 14 años conocí a mi novio, que venía todos los fines de semana a cazar al pueblo en Granada, y fue entonces cuando me empezó a transmitir la pasión por este mundo”, relata Vico.
«A mí realmente no me gustaba la caza. Me daban siempre mucha pena los animales, pero empezó a enseñarme que esta actividad actividad está controlada, que siempre hay que respetar los cupos y al animal, que no es como la pintan los animalistas… A partir de ese momento, vi que la carne se comía, que el animal se respetaba y que hay unos plazos establecidos para no alterar el orden natural de la vida silvestre. Eso me encantó y me enganchó», asegura la cazadora.
Desde ese momento, comenzó a ver documentales de tiradas de aves, se fue con su novio de morralera y se enamoró también de esta forma de vida: «Ahora, la carne de caza me gusta muchísimo, más incluso que la normal, porque es más sana», pone en valor Alba.
El dibujo, otra de sus pasiones
El dibujo es otra de sus grandes pasiones y por ello ha decidido regalarle a su novio Desiderio un cuadro con los cuatro tipos de zorzales. «Empecé a dibujar corzos para mis amigos y de ahí pasé a dibujar zorzales o perdices. Hemos estado viajando por toda España para ver las distintas modalidades de caza y, sin duda, la del zorzal es una de las que más me apasiona», concluye.
En concreto, este dibujo está realizado a carboncillo, aunque Alba acostumbra a realizar la pirografía, que consiste en dibujos quemados en madera.
Ella era anticaza, él cazador, se enamoraron y ahora su rifle es rosa y aguardan jabalíes juntos
Hace unos meses, el cazador valenciano Javier Vidal conoció a una nueva chica: Raquel Soriano. La historia de amor, a priori, no tenía mucho futuro: ella era anticaza y Javier era un empedernido aficionado a la actividad cinegética. Pero entre ambos se interpusieron las flechas de cupido, y el amor surgió cuando menos se esperaba.
«Raquel veía la caza de forma muy negativa. Ella era una ‘anti’ total. No podíamos ni tocar ese tema durante las primeras semanas. Decía que le hablase de otra cosa, que no quería saber cómo eran mis jornadas de caza. Creía que los cazadores éramos unos sanguinarios y, tras explicarle que ayudamos a los agricultores a que los animales no destrocen sus cosechas y que evitamos accidentes de tráfico, fue entrando en razón poco a poco», relata Javier. Te lo contamos en este enlace.