En la tarde de ayer, jueves 3 de diciembre de 2020, el cazador madrileño F.L. acudió a su coto de caza, en el término municipal de Batres (Madrid), para realizar una espera. Pero lo que comenzó siendo una prometedora tarde de aguardo, se convirtió en una auténtica pesadilla. Después de llevar un rato en su puesto, pudo ver a varias personas merodeando alrededor de su coche. Según relata F.L., los cuatro desconocidos resultaron ser guardias civiles de paisano que, al volver, le dieron el alto, se identificaron y le pidieron la documentación, la cual mostró sin dilación.

F.L. relata a Jara y Sedal que en ese momento llamaron a otra pareja de agentes que se encontraba de servicio, la cual le requisó el arma. Posteriormente fue denunciado por no contar con autorización para cazar, algo que, como ha podido contrastar Jara y Sedal, no es cierto.

Los agentes de paisano llamaron a compañeros de servicio para denunciar al cazador

«Les enseñé el permiso de armas, la guía de pertenencia del rifle, la licencia de caza, el seguro, la autorización del titular del coto, la resolución del plan técnico en la que constan como autorizadas las esperas de jabalí, la comunicación enviada por nuestro gestor a la Consejería de Medio Ambiente avisando de que íbamos a practicar esa modalidad e incluso la página de la orden de vedas en la que se explica que, enviada esa comunicación al menos diez días antes, estaba cazando legalmente», recuerda el cazador.

Además, el gestor del coto habló personalmente por teléfono con los agentes para indicarles que todo estaba correcto y que F.L. disponía de todos los permisos para cazar, pero no sirvió de nada. «Llamaron a dos compañeros, que me denunciaron y me quitaron el arma argumentando que no tenía autorización para cazar», añade el cazador a este medio.

Aún presentando toda la documentación necesaria, le denunciaron y retiraron el arma

«Ante mi insistencia en que todo estaba legal, me dijeron que fuera al día siguiente –por hoy– a la Comandancia de Navalcarnero con los papeles que demostraran que no estaba cazando ilegalmente. Eso he hecho: he acudido al cuartel con toda la documentación, pero me dicen que no me devuelven mi rifle», afirma F.L.

Aún habiendo registrado todos los documentos que acreditan que el denunciado cazaba de manera legal, los agentes de la Comandancia de Navalcarnero han advertido al hombre que la denuncia será tramitada y que el arma lo tendrá que reclamar «a la Comunidad de Madrid».

La denuncia presentada por los agentes de la Guardia Civil.

La Consejería de Medio Ambiente confirma a Jara y Sedal que las solicitudes de caza se realizaron correctamente

Con el fin de contrastar los hechos y saber si el cazador habría cometido alguna irregularidad, Jara y Sedal ha contactado esta misma mañana con la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, a quienes ha remitido la documentación aportada por F.L. Desde la Administración confirman a este medio que «la normativa es clara» y que, según consta en el artículo 7 punto 4.3 de la Orden de Vedas de la Comunidad de Madrid, «para llevar a cabo las esperas de jabalí en días hábiles solo es necesario comunicarlo con diez días de antelación cuando en la resolución del plan de aprovechamiento del coto de caza consta como modalidad autorizada».

El técnico encargado de tramitar este tipo permisos confirma a este medio que los agentes de la Guardia Civil requisaron el arma al cazador y le denunciaron sin tener por qué haberlo hecho. Añade que, habiendo realizado la pertinente comunicación y teniendo autorizadas las esperas en el plan técnico F.L. «cazaba legalmente».

Fragmento de la Orden de Vedas de Madrid en el que se especifica que, si están autorizadas en el plan técnico las esperas de jabalí como modalidad de caza, es suficiente con efectuar una comunicación.
Comunicación registrada el pasado 17 de noviembre por el titular del acotado advirtiendo de intención de la realización de esperas, con más de 10 días de antelación, tal y como consta indicado que debe hacerse en la Orden de Vedas de la Comunidad de Madrid.

Esta misma tarde el cazador valorará con un abogado si denunciar el incidente. «Me han aconsejado que denuncie los hechos por responsabilidad patrimonial. Que tengo derecho a reclamar que me devuelvan el arma e incluso a pedir daños y perjuicios». F.L. espera por el momento que desde el Instituto Armado revisen la documentación presentada y la denuncia se retire.

Los más llamativo del caso es que, según el cazador, los agentes que merodeaban alrededor de su coche y que le sorprendieron en primera instancia, reconocieron que también eran cazadores y que ese mismo día habían estado practicando la actividad cinegética en una finca colindante. «Tengo 50 años y jamás he tenido un problema con la Guardia Civil. No entiendo la actitud de los agentes y por qué actuaron de ese modo», concluye el cazador.