En Estados Unidos, Greenpeace ha sufrido un duro golpe que podría estar poniendo en gran riesgo su economía. Ha ocurrido después de que un jurado de Dakota del Norte haya condenado a la organización a ecologista a una sanción de 660 millones de dólares, unos 605 millones de euros, en daños y perjuicios a la petrolera Energy Transfer.
El veredicto, emitido por parte de un jurado de nueve personas y después de un juicio que ha durado tres semanas, ha declarado a la ONG como entidad responsable de difamación por su campaña de agitación contra la construcción del oleoducto Dakota Access.
Una millonaria sanción
En dicho contexto, el jurado ha ratificado la condena y ha elevado a 605 millones la compensación que desde Greenpeace tendrán que abonar a Energy Transfer. Por ello, la ONG ha dado a conocer su decisión de recurrir lo sentenciado ante el Tribunal Supremo de Dakota del Norte.
Asimismo, Sushma Raman, directora ejecutiva interina de las filiales estadounidenses de la organización, ha asegurado que el fallo «forma parte de un renovado esfuerzo de las corporaciones para usar los tribunales como arma contra el activismo y, de esa forma, silenciar la disidencia».
En cuanto al punto de vista de la petrolera, esta ha emitido un comunicado oficial en el que considera que la decisión judicial «reafirma que no se puede dañar deliberadamente a una empresa mediante la difusión de información falsa y escudarse después en el derecho a la libertad de expresión».
La economía de Greenpeace, en peligro
Fue en el año 2019 cuando la compañía, con sede en Dallas, demandó a Greenpeace alegando la promoción de protestas agresivas, la difusión de falsedades y haberles provocado pérdidas millonarias al haber tenido que demorar, durante meses, la construcción del acueducto.
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Ahora, a esta millonaria sanción se suman también algunas nuevas demandas en otros países que podrían salir adelante y comprometer la sostenibilidad económica de la ONG.
Ante esto, los propios responsables de la organización han reconocido que el veredicto les deja en situación de «ruina financiera» y que les «obliga, probablemente, a declarar la quiebra», según han afirmado desde Forbes.
Cabe destacar que el presupuesto anual con el que Greenpeace cuenta en Estados Unidos es 20 veces inferior a la cantidad que ahora tendrán que pagar a Energy Transfer como indemnización, por lo que el cierre de su operativa norteamericana podría ser una opción más que probable.