Fernando Macías, un vecino de la localidad sevillana de Aznalcázar, se encontraba dando un paseo el pasado domingo 17 de enero junto a su esposa en las inmediaciones del municipio –cercano al Parque Nacional de Doñana- cuando se encontró una genial imagen: dos linces apareándose al lado de un camino.
Si ya es raro ver a un lince en libertad por lo esquivo de este felino salvaje, mucho más lo es en su apareamiento, como así da fe la grabación que ha hecho llegar a Jara y Sedal. «Era un camino poco transitado y, al vernos, se resguardaron un poco y empezaron a aparearse», explica Macías. «Estábamos muy cerca y los grabamos. Fue un instante precioso y del que nos sentimos unos auténticos privilegiados», confiesa a este medio.
El celo del lince surge cuando cae el frío, especialmente entre finales de diciembre y el mes de enero. Normalmente, las hembras viven separadas de los machos y su llamamiento sirve para atraerse unos a otros, como así da fe el sonido que se puede escuchar en el vídeo. Posteriormente, tras la gestación, la media de crías que suele tener una hembra de lince ronda las tres, aunque solo una o dos logran sobrevivir. El conejo es una de las presas clave en la supervivencia del lince, de ahí que sus poblaciones estén muy ligadas a los cotos de caza.
Hace unas semanas, también publicábamos el vídeo de un lince plantando cara y haciendo ademán de atacar a varias excursionistas que se toparon con él en mitad de un camino.
Un cazador salva la vida a un lince enfermo en pleno estado de alarma
El cazador jiennense Miguel Ángel Montoro Armenteros, natural de la localidad de Bailén, dio ejemplo como cazador y amante de la naturaleza el pasado 18 de abril tras ‘perder’ toda una jornada de trabajo en sus olivares después de encontrar un lince enfermo en la cuneta de un camino rural. Ocurrió en una zona entre las localidades de Villanueva de la Reina y Bailén (Jaén). Así ocurrió.