Los hechos tuvieron lugar en julio del año 2020. Entonces, agentes del Seprona de la Guardia Civil detuvieron a una persona acusada de un delito de furtivismo. El individuo, presuntamente, mató 15 piezas de diferentes especies, la mayoría ciervos, en una finca de 650 hectáreas situada en la localidad de Villamanta, en Madrid.

Sin embargo, fue desde 2018 cuando el guarda de la finca empezó a interponer diversas denuncias alertando del hallazgo del cuerpo de animales que habían sido decapitados para hacerse con el trofeo.

El avance de la investigación

A partir de esa fecha, los agentes establecieron un dispositivo por el que la Patrulla de Villamanta ha ido reuniendo datos de la investigación. En total presentaron seis denuncias por furtivismo en el interior de una finca de 650 hectáreas.

Una noche, la Guardia Civil localizó el vehículo del sospechoso en una carretera cerca de dicha finca. Tras una exhaustiva inspección, hallaron un rifle, cartuchos del calibre .308 Winchester, varias vainas de diferentes calibres detonadas, ropa de camuflaje, emisora portátil, focos y cebo para animales, así como una bolsa con restos de sangre.

A la mañana siguiente, los agentes lograron encontrar en el interior de la finca el cadáver reciente de un ciervo decapitado del que obtuvieron restos de ADN. Esto permitió identificar a un individuo español, de 38 años, como autor de los hechos.

Piden nueve meses de cárcel para el furtivo de Madrid

Después de este tiempo, el juzgado de instrucción número 1 de Navalcarnero ha imputado al sospechoso por un delito relativo a la protección de la fauna en su variedad de furtivismo y por otro de tenencia ilícita de armas. Por ello, la Fiscalía pide alrededor de nueve meses de cárcel y la multa correspondiente. Por su parte, la petición de pena se ha reducido por dilaciones en el proceso.

Este caso supone la primera vez que acusan de estos delitos a un furtivo gracias al uso de técnicas criminalísticas en la región de Madrid.