España está sufriendo estos días la primera ola de calor del verano, que ha elevado las temperaturas a valores extremos en gran parte del país. Con una anomalía térmica de 4,2ºC respecto a lo normal para esta época del año, se trata de una de las más intensas y duraderas de los últimos años en estas fechas.

Algunas zonas de Andalucía han superado los 43ºC y se han activado alertas por riesgo importante en 23 provincias. Si bien las altas temperaturas provocaron la muerte de cerca de 4.000 personas el pasado año, los animales también sufren sus consecuencias, especialmente los perros, que son muy sensibles al calor y pueden incluso morir si no se toman las medidas adecuadas para protegerlos.

Cómo prevenir un golpe de calor en perros

Un golpe de calor es una situación de emergencia que se produce cuando la temperatura corporal del animal supera los 41ºC y puede provocar daños irreversibles en sus órganos vitales e incluso la muerte. Para evitarlo, deberás mantener al perro hidratado y ofrecerle agua fresca siempre a su alcance. Se recomienda tenerlos en espacios amplios, frescos, ventilados y con buena sombra y sacarlos a pasear en horas que la temperatura sea más fresca, evitando las horas centrales del día.

Bajo ningún concepto dejes encerrado a tu perro en sitios calurosos, como el coche o una habitación sin ventilación. Evita además que realice ejercicio o un sobreesfuerzo durante las horas más calurosas.

¿Cuáles son los síntomas de un golpe de calor en un perro?

1. Jadeos intensos y abundante babeo

Uno de los síntomas más evidentes es que mantiene la boca abierta con fuertes e intensos jadeos en un intento de favorecer la pérdida de calor corporal (recuerda que los perros no pueden sudar). Además de un abundante babeo, las encías y lengua adquieren un color rojo oscuro e incluso azulado debido a un fallo en la circulación sanguínea, y puede sufrir arcadas y vómitos por daños en el aparato digestivo. Nuestro compañero puede llegar a perder la consciencia y no responder a los estímulos externos.

2. Respiración acelerada y aumento de la temperatura

Su cuerpo desprende más calor por el exceso de temperatura y la respiración se acelera para ayudar a disiparlo. El corazón late muy deprisa (taquicardia) para favorecer que la sangre llegue a las zonas superficiales del cuerpo y perder calor. El abdomen se mueve de forma más intensa para contribuir en el trabajo respiratorio.

3. Temblores y convulsiones

Están provocadas por desequilibrios en los electrolitos y sales minerales del organismo como consecuencia de la alta temperatura corporal. No sólo eso: además se produce una bajada del azúcar en sangre (hipoglucemia). Estas circunstancias afectan negativamente al funcionamiento de los sistemas nervioso y muscular del animal. La consecuencia neurológica más grave del golpe de calor es el edema cerebral, que puede provocar la muerte de nuestro perro de forma inmediata.

Dos perros de caza beben agua durante una jornada cinegética. © Ángel Vidal

4. Fiebre alta y diarrea

Si tienes un termómetro a mano puedes tomarle la temperatura a través del ano: si supera los 41º C (pudiendo llegar a los 42,5º C) está sufriendo un golpe de calor. Es la forma más fiable de averiguarlo. Nuestro compañero de caza puede presentar diarrea, incluso con presencia de sangre debido a los daños que la alta temperatura corporal provoca en su mucosa digestiva.

5. Permanece quieto y tumbado

El perro permanece tumbado para mantener en contacto el abdomen y las ingles con el suelo fresco: al ser zonas con menos pelo la pérdida de calor es más eficaz. Será incapaz de ponerse en pie debido a la debilidad que padece como consecuencia de las alteraciones orgánicas que sufre fruto de la alta temperatura corporal. 

¿Cómo actuar si tu perro sufre un golpe de calor?

Una vez identificado el golpe de calor, tu objetivo es bajar su temperatura corporal. Lleva a tu perro a un lugar sombreado y con corriente de aire si es posible. Moja unas toallas o las telas que tengas a mano y cúbrele con ellas (vuelve a mojarlas  conforme se vayan secando y calentando). Con la evaporación del agua se consigue que la pérdida de calor corporal sea más eficiente.

Masajea su piel y patas para favorecer la circulación sanguínea y nunca le sumerjas en agua fría ni le apliques hielo: tan sólo provocarías un fuerte contraste de temperatura que haría que la sangre deje de fluir a la piel y extremidades impidiendo la eliminación del calor corporal. Deja de realizar estas maniobras cuando la temperatura corporal sea de 39 o 39,5º C: si le provocamos una hipotermia los daños de sus órganos vitales serán mayores. Aunque se recupere y te parezca que está bien, acude a tu veterinario para que lo vigile y detecte posibles daños. 

Una vez en el veterinario, se le administrarán sueros intravenosos para recuperar la presión arterial y asegurar la irrigación de los órganos internos y se harán analíticas de sangre para valorar el daño sufrido por esos órganos. Se debe mantener en vigilancia hospitalaria al animal durante 24-48 horas para evitar posibles complicaciones.

Los perros con graves daños orgánicos mueren en las primeras 24 horas, y tienen mejor pronóstico los que sobreviven ese primer día.