La caza furtiva, además de ser la peor pesadilla de los galgueros, ahora también se ha convertido en un problema para los agricultores, los cuales se encuentran las cosechas totalmente trituradas por los vehículos de los delincuentes.
13/11/2017 | Redacción JyS

Guarda Rural vigilando su coto / Fotografía: Telemandrid
Guarda Rural vigilando su coto de los furtivos. / Fotografía: Telemadrid.

La disminución de la caza en nuestro país es un hecho notable. Alimañas, insecticidas, maquinaria de agricultura nocturna, enfermedades y cómo no, los furtivos están haciendo que ver una liebre en el campo se convierta en algo histórico.
Siempre han existido personas que cazaban ilegalmente pero los daños que causan sus vehículos actuales de gran cilindrada, pisando todas las siembras, hace que los agricultores lancen también su voz de denuncia.
La actitud de estos furtivos que actúan al margen de la ley es agresiva, tal y como cuentan los guardas rurales, los cuales se enfrentan diariamente a amenazas y en algunas ocasiones acompañadas incluso de arma blanca.
La mayoría de las veces los galgos utilizados para estas prácticas son robados y de manera ilegal comprueban su valía asaltando cotos privados o sociales. Los furtivos en su mayoría son insolventes, por lo que no les importa la denuncia administrativa.
El modus operandi de estas mafias es muy sencilla. Acuden con sus vehículos llevando los galgos en su interior. Cuando localizan la liebres los tiran por la ventanilla persiguiéndolos con el coche. De esta manera pueden huir rápidamente si acude la Guardia Civil.

Multas de 1.500 euros para los furtivos

La multa puede oscilar los 1.500 euros, como ya ocurrió con la interpuesta en 2013 el Tribunal de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Huelva. Allí condenaron al pago de una multa de casi 1.500 euros a cuatro individuos por un delito contra la fauna, al cazar liebres con galgos en un coto sin autorización del titular, un terreno ubicado en Gibraleón que contaba con el correspondiente plan técnico cinegético en vigor.
El vídeo, grabado en la localidad madrileña de Humanes, desvela la problemática con los furtivos desde las vivencias diarias de los guardas rurales. ¡Echa un vistazo!
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