A escasos días de que comiencen las modalidades veraniegas, la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica continúa sin publicar la Orden General de Vedas para el periodo 2022/2023. La presidenta de la Federación de Caza de la Comunidad Valenciana, Lorena Martínez, recuerda que «este retraso repercute no sólo de manera social, tradicional y cultural sino también económicamente y altera el funcionamiento de los cientos de clubes que gestionan el territorio valenciano».

En un artículo publicado hoy en el Levante-EMV, la presidenta lamenta que la Comunidad Valenciana vuelva a ser un año más la última autonomía en dar a conocer las especies, períodos y condiciones para la práctica cinegética, una ralentización que impide que «los clubes puedan expedir las autorizaciones anuales para sus socios». En este sentido, reconoce que si se pudiera perder alguna jornada de caza, «incidiría en la recaudación de las aportaciones sociales de los clubes, de cuya cuantía depende la planificación de la gestión de los cotos».

Una situación que afecta no sólo a la caza sino también a la agricultura. Los daños ocasionados por las poblaciones de conejo si se dejara de cazar un día, se contabilizarían por decenas de miles de euros en la Comunidad Valenciana.

La Federación de Caza, que aglutina a unos 40.000 cazadores, viene reivindicando la necesidad Conselleria planifique con mayor anticipación el proceso de elaboración de la Orden de Vedas y demostrar así interés por el colectivo y cierto grado de conocimiento y empatía hacia el sector cinegético. Porque no es solo una desconsideración hacia la caza, sino otra desatención hacia el mundo rural.

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