Confiar en las gangas que aparecen entre las noticias que uno lee en el móvil puede salir caro. Jesús Martínez Artal, un cazador zaragozano, lo ha comprobado en primera persona después de caer en una estafa online que promete ser cada vez más habitual entre quienes frecuentan el medio natural.
Hace unas semanas, Jesús accedió desde su teléfono móvil a una noticia y, entre los anuncios que se le cargaban automáticamente —aquellos que se sirven a través de Google y que son ajenos a la web que se visita—, le apareció una oferta difícil de rechazar: un monocular térmico Pard valorado en más de 1.200 euros por solo 130. Como ya había comprado anteriormente bebederos o comederos para su coto sin problemas a través de otras webs, no sospechó. Pero esta vez confió en la página equivocada.
Jesús realizó el pedido a través de una web que imitaba el aspecto de un distribuidor oficial de Pard. Recibió una confirmación por correo electrónico y se le aseguró que el producto llegaría contrarrembolso, lo que, en teoría, añadía confianza a la operación.

Una sorpresa ridícula y cara
Días más tarde, recibió el paquete. «Me llegó a casa y el empleado de Correos me dijo que tenía que pagar los 130 euros para entregarme el paquete», explica. Pero lo que encontró dentro no era ni mucho menos un visor térmico: «Cuando lo abrí me encontré dentro una pistola de agua». Una estafa en toda regla, que no solo le vació el bolsillo sino que también le dejó con la sensación de haber sido burlado.

Al tratar de contactar con los responsables, Jesús respondió al correo de confirmación de pedido, pero solo recibió mensajes automáticos indicando que esa dirección no existía. En Correos tampoco pudieron ofrecerle ayuda: no había manera de rastrear la procedencia del paquete.
La web ya no existe
Para colmo, la web desde la que aparentemente se había realizado el envío —mailshopline.com— ha desaparecido. «No he denunciado porque estas cosas al final se quedan en un despacho y no hay nada que hacer. Lo que sí quiero es que la gente sepa lo que ha ocurrido», advierte Jesús, decidido a evitar que otros cazadores pasen por lo mismo.
Esta clase de fraudes busca aprovecharse de la confianza de usuarios con intereses específicos. En este caso, los cazadores se han convertido en un blanco habitual: ya nos llegaron a la redacción alertas similares durante el pasado Black Friday, cuando se anunciaban productos de caza extremadamente rebajados que nunca llegaban o llegaban con características falsas.
Evita caer en la trampa

Estas páginas fraudulentas suelen solicitar los datos de envío y prometen un pago contrarrembolso. Pero el objetivo real es hacer pasar productos de bajo valor —y a veces ridículos, como en este caso— por material técnico y especializado. Una vez entregado y pagado el paquete, el engaño ya está consumado.
Desde Jara y Sedal recomendamos extremar las precauciones con este tipo de ofertas. Es importante asegurarse de que las compras se hacen en tiendas oficiales o armerías de confianza, y desconfiar de gangas que parecen demasiado buenas para ser reales.








