Al introducir a un niño en la caza debes tener mucho cuidado. El primer día es primordial y hay ciertos fallos que nunca debes cometer. A continuación te mostramos ocho errores en los que de ninguna manera puedes caer.
24/5/2017 | Redacción JyS

Crear falsas expectativas

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Un niño es un niño y por naturaleza son inquietos y no se estarán callados con facilidad. Harán preguntas, tendrán curiosidad y querrán saber más acerca del medio que los rodea. No le cohíbas, anímale tú a que pregunte, al igual que le puedes hacer preguntas para que adquiera conocimientos. No le lleves a cazar en jornadas que se alarguen demasiado. Empieza sacándole en jornadas de menor, donde podrá moverse y hablarte con mayor facilidad. Si le quieres llevar a un rececho, por ejemplo, ya que se trata de otra modalidad muy activa, limita el periodo de cacería, no trates de estar con el niño o niña mucho tiempo andando porque se cansará y no querrá volver. Y sobre todo habla con él o ella, explícale todo lo que veáis alrededor, el trabajo de los perros, los lugares que habitan las distintas especies, etc… Así se le hará más ameno.

No tener en cuenta la seguridad

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La seguridad es la prioridad número 1 en la caza, más si cabe si se va acompañado de un menor. Nadie está exento de que ocurra un accidente, pero se ha de extremar la precaución cuando se tiene al lado a una persona inexperta. No des por hecho nada en aspectos de seguridad, explícale todo y haz que lo cumpla. Y sobre todo muéstrale como se realiza correctamente cualquier actividad, la mejor manera que tienen los niños de aprender es fijándose en un ejemplo. Sé su ejemplo a seguir.

Poner otros objetivos por delante de la diversión

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Si un niño no se divierte las primeras veces que salga a acompañarte en un día de caza, no volverá. Haz juegos lúdicos, como por ejemplo algún tipo de competición con recompensa por saber identificar elementos del entorno, como árboles o pájaros, mantén su curiosidad despierta. Al principio es normal que quiera llevarse juguetes de casa, como algún muñeco; no te importe dejarle, ya cogerá interés, para eso está el adulto, para ayudarle en la tarea de coger confianza en el medio natural.

No salir al campo adecuadamente preparado

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Debes salir siempre preparado con pertrechos como agua o comida, de lo contrario el niño se hartará. Los niños tienen que comer y beber con más frecuencia que los adultos. Asegúrate también de llevar abrigo de sobra, los niños suelen tener más frio, así que es preferible que le pongas prendas de más y se tenga que quitar alguna capa después, a que sea al contrario, y te hayas dejado la ropa extra en casa. No está de más que lleves también un pequeño botiquín con tiritas y algún producto para desinfectar, ya se sabe lo que se mueven los niños, y debes estar preparado por si se hace alguna pequeña herida.

Permanecer en condiciones climatológicas adversas por mucho tiempo

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Tienes que asegurarte de que el menor en cuestión está bien abrigado, y preparado para pasar un rato de frío. Pero tampoco puedes alargar la cacería demasiado, deberás dar por terminada la jornada antes de lo que tenías previsto si hace demasiado frío o si llueve.

Planear todo tú sólo

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Debes dejar que poco a poco participe de la planificación de la jornada, así como de la realización de las actividades. Deja que lleve su propio morral, donde podrá meter alguna pieza, siempre y cuando pueda soportar el peso. Deja que sea el niño el que guíe el camino que seguiréis, aunque tú le orientes por dónde podría ser mejor. Si vas de rececho y el animal no cae fulminado, deja que intente pistearlo. Nadie nace sabiendo, y realizando estas actividades irá cogiendo confianza y experiencia, si tiene errores aprenderá de ellos, junto a tu ayuda.

No le culpes si se siente triste tras abatir una pieza

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Al contrario, debes aprovechar la oportunidad para enseñarle que no es malo, que es natural. Háblale sobre los beneficios de la caza, lo que supone para la fauna y la conservación del medio. Explícale las bonanzas de la carne de caza y la dignidad de la vida de las especies cinegéticas frente a las que viven estabuladas. Hay muchos argumentos para ayudar al niño para que comprenda que la caza es beneficiosa. Ayúdale, enséñale y sobre todo compréndele.

No le fuerces a ir de caza

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No todos los niños van a querer ir de caza, y no es nada malo. No le fuerces si no quiere, cuanto más lo hagas, menos ganas tendrá de ir. Déjale que sea él, o ella, quien lo pida. Por otro lado, si de pequeño iba contigo y de adolescente no quiere, déjalo; quizá el día de mañana quiera volver, puede que tan sólo sea algo pasajero.