El pasado 18 de noviembre el Laboratorio Central de Veterinaria (LCV) de Algete detectara por primera vez la enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE) en dos explotaciones de bovino de Cádiz y Sevilla. Desde entonces, la enfermedad se ha extendido y ha llegado a zonas de la provincia de Huelva y Extremadura.

El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) ha notificado recientemente el primer foco de la enfermedad en la comunidad extremeña, en concreto en el municipio de Jerez de los Caballeros, en la provincia de Badajoz. Concretamente se trata de una explotación de bovino con 58 animales, de los que al menos uno estaría afectado por la enfermedad.

Con este nuevo foco y junto a uno nuevo detectado en Sevilla, son ya 10 los declarados en España en lo que va de año.

Una enfermedad que afecta gravemente a los cérvidos

ciervo muerto
Un ciervo muerto en una foto de archivo. © Shutterstock

La enfermedad hemorrágica epizoótica o EHE es una enfermedad vectorial infecciosa no contagiosa, transmitida por insectos del género Culicoides que afecta a animales rumiantes silvestres y domésticos, si bien en ningún caso afecta al hombre. En el ganado vacuno puede producir afecciones moderadas, en el caso del ovino es susceptible a la infección y el caprino es muy poco susceptible a esta. No obstante, se trata de una enfermedad que afecta gravemente a los ciervos y que puede afectar también a gamos y corzos

Históricamente la EHE ha circulado en América del Norte, Australia, Asia y África, pero nunca había sido detectada en España ni en la UE hasta que el pasado 10 de noviembre de 2022 las autoridades italianas comunicaron la detección del virus en explotaciones de ganado bovino en la isla de Cerdeña y más tarde en Sicilia. Ocho días después saltaba la noticia del primer foco detectado en nuestro país.

El brote que mató a 15.000 ciervos

La enfermedad se manifiesta como una enfermedad hemorrágica grave en la vida silvestre. Los ciervos son las especies más afectadas por la forma hiperaguda, caracterizada por fiebre, anorexia, dificultad respiratoria, edema severo de la cabeza y el cuello, lesiones en lengua y paladar, indiferencia hacia los humanos y, en etapas más avanzadas, hemorragia de los orificios corporales. La enfermedad hemorrágica epizoótica causa además deshidratación y una temperatura corporal alta, lo que hace que los ciervos busquen agua antes de morir. En el año 2012, solo en 30 condados de Michigan, en Estados Unidos, la enfermedad mató a 15.000 ciervos.

Por el momento no existe cura ni tratamiento para enfermedad hemorrágica epizoótica, por lo tanto, el objetivo es prevenir la propagación del virus a áreas no afectadas y evitar la afección por parte del ganado. Los ciervos muertos por la EHE no constituyen una fuente de infección para las personas u otros animales, pero recomiendan no comer ningún animal que parezca enfermo.

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