Es silvestrista, tiene apellido de escopeta y el Real Madrid ha anunciado este lunes su fichaje. Sí, Kepa Arrizabalaga, el portero más caro de la historia, también es cazador y se incorpora al club blanco en calidad de cedido por una temporada procedente del Chelsea.

El guardameta vasco, que ha sido internacional con la selección española y campeón de la Liga de Naciones, tiene una afición de la que ha presumido en diferentes ocasiones: el silvestrismo.

El silvestrismo es una modalidad de caza que consiste en la captura, cría y adiestramiento de pájaros silvestres, especialmente los fringílidos, para competir en concursos de canto o simplemente por afición. Se trata de una tradición antigua y arraigada en muchas partes de España que forma parte de nuestra cultura y que Kepa heredó de su abuelo y de su padre, que también son silvestristas.

Kepa ha confesado en varias ocasiones su pasión por el silvestrismo y por sus pájaros cantores, como jilgueros, verderones o pardillos. De hecho, ha llegado a reconocer que «alguno en el vestuario me llama Jilguero».

Kepa, silvestrista desde niño

La afición le viene de lejos, ya que con sólo cinco años ya formaba parte de la sociedad ornitológica Txori Lagunak de Bilbao, de la que sigue siendo miembro. Gracias a esa precocidad, con nueve años ganó su primer concurso. Con 13, en 2008, su jilguero Oker le hizo campeón de Vizcaya, título que repitió dos años después, cuando además quedó segundo con Rocky Raikkonen

«Sí que tengo en casa pájaros. Siempre he tenido y siempre me ha gustado», confesaba hace unos años en una entrevista y reconocía: «Suelo tener jilgueros y mixtos de jilguero»

El silvestrismo, una cultura prohibida en España por las presiones ecologistas y Europa

Sin embargo, el silvestrismo está prohibido en España desde 2018, cuando la Comisión Europea denegó la autorización para capturar fringílidos por considerar que supone una amenaza para la conservación de estas especies utilizando informes sin rigor científico y sesgados ideológicamente por el lobby ecologista.

El escándalo, protagonizado por SEO/BirdLife en un caso que se conoció como el silvestrazo, logró de esta forma prohibir una expresión más de nuestra cultura rural que hoy en día sigue proscrita.