La diputada y ganadera Marta García, de Ciudadanos Cantabria, protagonizó este lunes un lapidario discurso en defensa del mundo rural, la ganadería, la agricultura, la caza, la pesca y sus costumbres en la comunidad autónoma. «Hoy debatimos la Ley de Parques Nacionales, pero la podemos llamar tranquilamente la ley de las prohibiciones, del cinismo y de la hipocresía», comenzaba diciendo García.
Defendió que esta ley «pone en riesgo las actividades tradicionales de Picos de Europa, un Parque en el que las actividades como la caza, la ganadería, la agricultura y la pesca fueron las que moldearon el paisaje desde hace 10.000 años», continuaba. «Un paisaje resultante de miles de años de cultura pastoril, que dieron forma a las majadas y a los invernales, que de salvaje tienen muy poco. Y fueron los pobladores, responsables con su trabajo hace cien años se pudo declarar como Parque Nacional. Hoy se ve comprometido por leyes como esta», añadía la diputada y ganadera cántabra.
García ha tildado la ley de «electoralista, aprobada por el PP en diciembre de 2014 para aglutinar los votos de ecologistas, animalistas y conservacionistas de sofá y aplaudida y celebrada hoy por socialistas y comunistas. La ley es tan chapucera que lesiona gravemente los intereses de actividades esenciales como la caza, la pesca, la agricultura, la ganadería y el pastoreo tradicional, pero pone en riesgo los asentamientos humanos», defendía la ganadera de Val del Mazo.
«El control poblacional costará 320 millones cuando antes los cazadores nos pagaban por hacerlo: hay que ser poco listos»
La ley «es tan chapucera que, en su entrada en vigor, ya contemplaba una moratoria de 2180 días. Pero es una ley tramposa, con un toque de cinismo e hipocresía, porque contempla el control poblacional de las diferentes especies por daños, ¿me pueden explicar qué diferencia hay a que un animal salvaje lo mate un guarda o un cazador? Hay que ser cínicos e hipócritas, a no ser que haya intereses ocultos que esta diputada desconoce», se preguntaba y respondía a sí misma poco después la ganadera y diputada de la formación naranja.
«A partir de ahora, el control poblacional costará 320 millones de euros a los españoles, cuando antes los cazadores nos pagaban por hacerlo: hay que ser poco listos», añadía en una de las frases más lapidarias de todo su discurso.