Esta contundente frase está dando la vuelta al mundo después de que el ministro argentino de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Lino Barañao, la pronunciase durante la Asamblea del Consejo Federal de Ciencia y Tecnología de Argentina.
18/4/2018 | Redacción JyS

ecologista
Lino Barañao durante una intervención pública. / Agrovoz

Según publica el diario argentino La Gaceta, durante su intervención en la Asamblea del Consejo Federal de Ciencia y Tecnología de la Nación (Cofecyt), el ministro argentino de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Lino Barañao, cargó duramente contra las ONG’s ecologistas del país harto de las trabas que estas estaban poniendo a regulaciones sobre actividades como la agricultura y la minería.
En concreto la polémica saltó cuando se debatió la resistencia al uso de agroquímicos por parte estas organizaciones. Algo que para el ministro favorecería un atraso social y económico en distintas regiones del país. Representantes de varias provincias argentinas habían lamentado previamente el gran poder comunicativo y disuasorio del que disponían estas entidades ecologistas.
Los gobernantes denunciaban que muchas de las informaciones surgidas de organismos ecologistas tenían más calado en la sociedad que muchas investigaciones que sí están sostenidas por una base científica. Algo que en numerosas ocasiones ha generado pérdidas económicas a los cultivos del país.
Así pues, en este contexto, Lino Barañao afirmó que desde su punto de vista «la diferencia entre un ecólogo y un ecologista es la misma diferencia que hay entre un enólogo y un borracho».
Además, Barañao continuó argumentando que los productos agroquímicos habían matado a menos personas que la electricidad o los accidentes de tráfico. «Sin embargo, ninguna de estas organizaciones ha salido a manifestarse en contra del automóvil o de la energía eléctrica», añadió. «Pienso que se debe principalmente a que el beneficio de ir en coche o de encender la luz de la casa es mucho más cercano y palpable que el beneficio que trae, por ejemplo, un emprendimiento minero», afirmó Barañao.

Choques entre ecologistas y el interés ciudadano

Por otro lado, el ministro argentino explicó que «hay que ser realistas» ya que cuando un emprendimiento minero «promete construir escuelas y hospitales y emplear mano de obra local y estos no se concretan. Entonces la sociedad no ve que haya beneficios». Lo mismo dijo sobre los cultivos de soja y afirmó que tienen que ser capaces «de explicar todo lo que se hace con el dinero que entra en el país gracias a la soja «de modo que se comprenda el beneficio colectivo».
Este tipo de casos en los que normativas propulsadas por entidades ecologistas chocan de pleno con la forma de vida de las personas, especialmente rurales, son cada vez más frecuentes. Sin ir más lejos, y ya en nuestro país, tenemos el caso del alcalde de Quinto (Zaragoza) que ayer revolucionó las redes sociales con sus crtíticas a los ecologistas tras el desbordamiento del Río Ebro.