Una investigación de seis meses ha permitido a la Guardia Civil desmantelar un grupo dedicado al furtivismo de erizos y liebres en varias localidades de Toledo. Los implicados grababan sus capturas, cocinaban a los animales y compartían las imágenes en redes sociales, lo que ha permitido identificarlos y detenerlos.

La Operación ‘Pinchudo’, llevada a cabo por el Seprona de la Guardia Civil de Toledo, ha sacado a la luz una práctica alarmante y cruel contra la fauna silvestre. El grupo de individuos investigados organizaba jornadas furtivas con un objetivo muy concreto: abatir erizos europeos (Erinaceus europaeus), una especie protegida, para después cocinarlos y consumirlos en celebraciones privadas. La osadía del grupo llegaba al punto de publicar las imágenes de estos hechos en redes sociales.

Las investigaciones comenzaron cuando la Patrulla de Protección de la Naturaleza (PACPRONA) detectó, mediante labores de ciberpatrullaje, numerosas publicaciones fechadas entre 2023 y 2024. En ellas, se veía a los implicados utilizando perros adiestrados para capturar erizos en municipios de la Comarca de La Jara y Talavera de la Reina, posando con los animales, cocinándolos e incluso comiéndolos como parte de eventos festivos.

446 erizos abatidos en plena época reproductiva

Según ha informado la Guardia Civil en una nota de prensa, se ha podido documentar la captura ilegal de hasta 446 erizos, lo que supone un grave atentado contra la biodiversidad. Estas acciones no solo suponen una infracción administrativa, sino un delito penal, especialmente porque la muerte de los animales se llevaba a cabo entre febrero y septiembre, afectando de lleno al periodo reproductivo de la especie.

La cuantía del daño causado al medio natural se ha estimado en unos 627.000 euros, según los valores recogidos en el Decreto 67/2008 del Gobierno de Castilla-La Mancha. Además de estar protegidos por la Ley 42/2007 de Patrimonio Natural, los erizos europeos figuran en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas.

También localizaban liebres con visión térmica para correrlas con galgos

Los agentes comprobaron también que los mismos individuos practicaban el furtivismo de liebres, utilizando monoculares de visión térmica y galgos. De este modo, localizaban a las liebres encamadas, se aproximaban y soltando a los perros comenzaban la persecución. Estos lances ilegales eran presenciados desde vehículos todoterreno que circulaban campo a través sin autorización.

La investigación ha concluido con tres detenidos y diez personas investigadas por delitos contra la flora y la fauna y pertenencia a grupo criminal. Las penas que contempla el Código Penal para estos delitos oscilan entre seis meses y dos años de prisión, o multas de ocho a veinticuatro meses. Además, la pertenencia a un grupo organizado podría agravar considerablemente las condenas.

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