La imagen emociona. El ganadero Victorino Martín inclinado sobre «Bohemio», curando con mimo sus heridas tras haber sido indultado el pasado sábado en Alicante. Un instante cargado de simbolismo y ternura que cierra un círculo de bravura, arte y reconocimiento. Así comienza la nueva vida de este precioso animal, que ya descansa en Las Tiesas, su casa.

La plaza de toros de Alicante vivió una tarde para el recuerdo. Manuel Escribano se enfrentó a seis astados de la legendaria ganadería de Victorino Martín y escribió una página memorable con su nombre. El tercero de la tarde, número 50, de nombre «Bohemio», se entregó hasta el límite en una faena que desbordó emoción. La plaza entera pidió el indulto y la petición fue atendida. El animal regresó vivo al campo, en reconocimiento a su bravura.

Las primeras curas tras el indulto

Nada más ser devuelto a los corrales, comenzaron las curas. En las imágenes compartidas por @eventosmarenostrum_alicante se ve al propio Victorino, su hija Pilar, el mayoral Álex y el veterinario Alberto Mas atendiendo con profesionalidad al toro. El primer paso, como marca la tradición y la ciencia, es limpiar las heridas con agua abundante para retirar la sangre y restos de la lidia.

Con agua abundante se eliminan los restos de sangre. © Instagram

Después, se aplica agua oxigenada para desinfectar y se administra una combinación de penicilina y estreptomicina, antibióticos esenciales para evitar infecciones y favorecer la cicatrización. También se pueden utilizar cremas antibacterianas o cicatrizantes específicas, en función de la gravedad de las heridas. El objetivo es claro: asegurar que el toro se recupere sin complicaciones para poder disfrutar de su nueva etapa como semental.

Después se limpian las heridas y se suele aplicar una combinación de penicilina y estreptomicina. © Instagram

De la arena al campo: una segunda vida

«Bohemio» es hijo de «Jarretero», otro indultado de la casa, y tiene por delante una vida de semental en la finca familiar. Según ha informado la cuenta oficial que difundió el vídeo, el animal ya ha llegado a Las Tiesas, donde se le espera un harén de vacas para perpetuar la sangre brava de la divisa de la A coronada. Desde allí se ha confirmado que su recuperación va «fenomenal».

Lo simbólico del momento también ha calado hondo en el torero. Manuel Escribano respondió en redes al vídeo con un emotivo mensaje: «Le entrega de un animal que lo ha dado todo peleando, con su bravura. Gracias Bohemio por dejarme soñar el toreo junto a ti». Es la otra cara de la tauromaquia: la de los lazos que se tejen entre hombre y toro cuando el respeto se impone al acero.

Un gesto que honra al toro bravo

Victorino, que conoce como nadie los secretos del campo y la crianza del bravo, no suele delegar estos primeros cuidados. Su implicación personal en cada detalle tras el indulto de uno de sus toros demuestra hasta qué punto la bravura no solo se premia, sino que también se cuida y se honra.

La plaza lo celebró como se celebran los momentos grandes: con gritos de «¡torero!» y «¡Victorino!» mientras sacaban en hombros a Escribano. Fue, como escribieron medios especializados, una tarde de catarsis. Ahora, el recuerdo se transforma en vida. Y Bohemio, el toro que se fusionó en una faena para el recuerdo junto a Escribano, vivirá para contarlo con su descendencia.

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