Por Pilar Ruiz (veterinaria)
La rutina de las vacunaciones en nuestros perros de caza es casi algo sagrado, con dos pinchazos fundamentales al año: el primero, el de la rabia; el segundo, esa vacuna anual que tu veterinario llama ‘polivalente’ y va dirigida a luchar contra determinados virus que afectan gravemente a nuestros perros llegando a ser mortales.
Además, una vez que el perro de caza se ha contagiado no existe cura específica: es su propio sistema inmunitario el que tiene que hacer frente a la enfermedad para curarse. Esta vacuna se puede administrar al mismo tiempo que la de la rabia, y su precio ronda los 40 euros. Las siguientes son las enfermedades ante las que actúa.
Parvovirosis canina
Es más grave en cachorros, pero no significa que los adultos no se contagien. Produce vómitos y diarreas hemorrágicas –el virus destruye la mucosa intestinal–. Puede ser mortal por deshidratación, debido a la pérdida de fluidos y la falta de ingesta de alimento al perder el apetito. Otra complicación es la anemia por las pérdidas de sangre con las heces –en ocasiones se requieren transfusiones–.
Moquillo en perros de caza
Muy grave, produce fiebre, decaimiento y secreción nasal y ocular, peor los signos más peligrosos son los nerviosos, ya que afecta al cerebro de los perros de caza produciendo convulsiones, parálisis, dificultad de movimiento e, incluso, ceguera. Cuando el sistema nervioso es afectado en muchos casos deja secuelas: el perro puede seguir manifestando estos síntomas de por vida, incluso una vez superada la infección.
Hepatitis vírica canina
El objetivo de este virus, como en el caso de los humanos, es principalmente el hígado. Produce vómitos, diarrea, pérdida de apetito, dolor y mayor tamaño abdominal debido a la inflamación hepática y a la presencia de líquidos –ascitis– por elevación de las transaminasas en sangre. Además, el animal afectado puede sufrir convulsiones debido al acúmulo de toxinas en sangre que el hígado es incapaz de eliminar.
Leptospirosis canina en perros de caza
A diferencia de las anteriores esta enfermedad está producida por una bacteria que los perros de caza eliminan por orina, que es la fuente de contagio. Los animales padecen fiebre, temblores musculares, debilidad, vómitos, diarreas y anemia, ya que se afecta el hígado y el riñón. Es muy importante ser consciente de que se también se transmite al hombre igualmente a través de la orina del perro infectado.
Leishmaniosis, el gran mal
Se trata una enfermedad parasitaria que es transmitida a través de la picadura de unos mosquitos endémicos del área mediterránea llamados flebotomos. Los síntomas en los perros de caza son numerosos, en función del órgano afectado y del perro. Los principales son pérdida de peso, mal aspecto y caída del pelo –sobre todo alrededor de los ojos y orejas–, caspa, heridas infectadas que no curan a pesar de administrarle antibióticos, vómitos y diarreas esporádicas, pérdida de apetito, cansancio y cojeras intermitentes –afectará cada vez a una extremidad–. Para proteger a nuestro perro disponemos, además de la vacuna –ver despiece de la siguiente página–, de las siguientes herramientas:
Repelentes del mosquito para perros de caza
Como el collar Scalibor de MSD (www.scalibor.es). Está disponible en dos medidas, según el tamaño del perro, con un precio de entre 27 y 29 euros. También son eficaces las pipetas: una caja de cuatro unidades Advantix de Bayer (www.bayer.es) para un animal de 20 kilos cuesta unos 44 euros.
Potenciadores de la inmunidad
Por ejemplo, Leisguard de Esteve (www.esteve.com). Se trata de un jarabe que se administra durante un mes y que actúa aumentando las defensas durante otros tres, previniendo de esta manera el desarrollo de la enfermedad. A diferencia de la vacuna, sirve como apoyo al tratamiento de perros de caza enfermos. Un único bote de jarabe cuesta 20 euros, y con él tendremos cubierto el tratamiento durante cuatro meses para un perro de 20 kilos de peso.