Ponte en situación. Llevas horas de rececho persiguiendo un bramido en lo más profundo del monte. Un ciervo se guarece entre los árboles pero no eres capaz de adivinar su silueta.

Estas cansado y cuando las fuerzas están a punto de agotarse, tu ciervo sale a un claro y comienza a berrear. Es el momento de la verdad. Te apoyas en un tronco, calmas tu respiración pones la cruz encima del ciervo y disparas. Unas pocas gotas de sangre te indican que el venado está herido pero la ubicación del tiro no es la correcta. Después de horas de trabajo y esfuerzo, has tirado la oportunidad por la borda por no colocar la bala en una zona vital.

Coloca el tiro en la zona vital de un ciervo

Puedes evitar esta pesadilla si tomas nota a lo que vas a ver en el siguiente vídeo. Se trata de un montaje en el que aparece un ciervo berreando en campo abierto. Sin detener el vídeo, se sobrepone una infografía en el cuerpo del animal, en el que se indica dónde están sus pulmones, el corazón y el cuello.

Una auténtica radiografía en movimiento, puesta al servicio de los cazadores. Después de ver esto no tienes excusas. Toma nota y sal al campo con las ideas claras.

Pulmón o corazón: el disparo perfecto

Al tener enfrente a un gran ciervo, disfrutarás de un objetivo grande que permite cierto margen de error, lo que significa que no tienes que ser absolutamente preciso si apuntas a esta zona.

Este tipo de impactos provocan una hemorragia masiva, por lo que el rastro de sangre suele ser fácil de localizar y seguir. Encontrarás dificultades si rozas un solo pulmón, ya que el animal podría recuperarse.

Además, no siempre caen inmediatamente, por lo que a menudo deberás pistear. Ten en cuenta que las balas demasiado ligeras en esta zona no son siempre letales.