En un paraje solitario de la Alcarria, el joven cazador Mario Sánchez Martín ha protagonizado una de esas jornadas que quedan grabadas en la memoria. Con solo 24 años, logró abatir en la tarde del pasado domingo un extraordinario corzo de nueve puntas en un rececho que combinó pasión, experiencia y precisión milimétrica.
Un trofeo espectacular
El corzo, que ya había sido avistado a principios de temporada aunque sin poder valorarlo bien entonces, volvió a cruzarse en el camino de Mario. Aquel primer encuentro fue fugaz: el animal desapareció entre el monte antes incluso de que pudiera mirarlo con los prismáticos. Pero algo le dijo que no era un ejemplar cualquiera.
Cuando volvió a localizarlo semanas después, lo hizo en un entorno espeso, a unos 270 metros. Mario no dudó en aproximarse, protagonizando una sigilosa entrada para tratar de reducir la distancia. Sin embargo, el astuto animal descubrió sus intenciones antes y emprendió la huida. Por suerte, su carrera le llevó hasta un testero despejado que ofrecía una clara línea de tiro.
Desde allí, y ya a unos 250 metros, Mario ejecutó un disparo limpio con su rifle Franchi Horizon en calibre .30-06 Springfield, equipado con visor Swarovski 3-18×50 y munición Norma Tipstrike. El impacto fue certero y el corzo cayó fulminado.
Un corzo grueso y asimétrico

Un disparo limpio que habla de experiencia, temple y respeto por la caza. «Así se vive la caza en nuestra tierra», explica a Jara y Sedal el propio protagonista de esta inolvidable jornada.
El ejemplar presentaba un trofeo verdaderamente notable: gruesas rosetas, perlado muy marcado y una cuerna asimétrica de 9 puntas, un rasgo que lo convierte en una pieza muy codiciada por los aficionados a la caza del corzo. Esa rareza natural, unida a la dificultad del disparo y al bello escenario alcarreño, elevan esta jornada a la categoría de aquellas que siempre serán recordadas por el joven cazador.
Mario, que reside en Trillo (Guadalajara), encarna a la perfección ese relevo generacional que mantiene viva la pasión por el rececho. Con 24 años, ya demuestra una pericia notable y una profunda conexión con su tierra y las especies cinegéticas emblemáticas de la zona como el corzo. La jornada que vivió el pasado domingo no solo deja un trofeo envidiable, sino también una historia que muchos cazadores sueñan con vivir.