El Consejero de desarrollo rural, ganadería, pesca, alimentación y medio ambiente del gobierno de Cantabria, Guillermo Blanco, protagonizó la pasada semana uno de los discursos más aplaudidos del medio rural en el que criticaba la actitud del MITECO al haber impulsado la prohibición de la caza del lobo.

«La postura de Cantabria es la misma que hemos mantenido siempre. No podemos dejar avasallarnos porque del Estado, desde Madrid, esté viendo que Cantabria sea un lugar excelente para que los que vienen de fuera contemplen el lobo en completa libertad, como si fuera esto un zoológico, y no se pongan en el pellejo de la gente que vive y trabaja aquí y tienen que convivir con ellos a diario», comenzaba explicando el senador cántabro. «Y no creo que lo permitamos ni Cantabria, ni Asturias, ni Galicia, ni Castilla y León, que también somos Estado, y nos sentimos muy dañadas por él», añadía.

«Cantabria es una región pequeña pero no se deja avasallar por decisiones así»

Cantabria, en palabras de Blanco, «es una región pequeña pero no se deja avasallar. No pueden venir a decirnos esto desde Madrid porque, aunque busquen las firmas de los científicos, aquí hay que pisar el campo. Y no se les ha preguntado a los ganaderos nada», denunció en la comparecencia de prensa el político cántabro.

Incluir al lobo como especie protegida «significa el no control» –proseguía argumentando- y «nosotros no queremos acabar con el lobo, sino mantenerlo, porque es una especie que está en la cima de la cadena trófica y sólo el hombre puede controlarlo. No tiene predadores. Necesitamos hacerlo. No sirve que el ministro de los ganaderos nos diga que va a compensar a los ganaderos. Los ganaderos no quieren dinero, sino que no quieren que les maten los animales», ponía en valor el senador por PRC.

«El lobo no sólo daña la economía, sino el sentimiento del ganadero»

Un ganadero que ha criado potros, cabras, ovejas o mastines… «¿qué más da que le des 100 euros por una cabra? ¿Quién paga el sufrimiento?», se seguía preguntando. «No sólo daña la economía, sino el sentimiento. Hay que ponerse en la piel de la gente que vive y trabaja ahí y no son turistas. No nos podemos dejar avasallar».

«Si nos obligan, las cuatro comunidades autónomas iremos a los tribunales» porque –proseguía Blanco– «esto está en contra del sentido común. Nosotros no tenemos ninguna intención de acabar con los lobos, sino que queremos llevarlo a su sitio: en la zona 1 de montaña, que es donde debe estar».

El lobo ocupa hoy 1.200 kilómetros cuadrados de Cantabria más que hace 20 años: «Es territorial, y unos empujan a otros, y si en el año 98 había cinco manadas y ahora hay diecinueve, se va expandiendo y se acerca a la costa, invadiendo el espacio donde viven, producen y han nacido los ganaderos de esta región. Y si quieren zoológicos, le llevamos lobos al Retiro y a todas esas comunidades que votaron», defendía.

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