La caza es una actividad fundamental en Extremadura, donde ésta supone cuantiosos ingresos para las familias en las zonas rurales, además de servir como pieza clave a la hora de conservar los ecosistemas mediterráneos. De hecho, especies como el conejo o la perdiz son fundamentales para mantener las poblaciones de animales protegidos como el águila real o el lince.

Sin embargo, algunas especies de caza menor no están atravesando su mejor momento, especialmente animales citados como el conejo y la perdiz en esta región por enfermedades como la mixomatosis y por otros problemas derivados de la agricultura intensiva. Por ello, la Federación Extremeña de Caza ha financiado el Proyecto de innovación para el estudio y valoración del uso de elementos innovadores en la alimentación de especies de caza menor que detallamos a continuación.

El empeoramiento del hábitat, clave para el declive de estas especies

El empeoramiento del hábitat es una de las claves para el declive de algunas especies. La agricultura cada vez más intensiva, la eliminación de lindes, los fitosanitarios… repercuten negativamente en las especies. Por ello, en las últimas décadas, los cotos han comenzado a implementar medidas de gestión como refugios artificiales, desbroces estratégicos o siembras para alimentar especies. Pero, sin lugar a dudas, la medida más empleada es la instalación de bebederos y comederos selectivos, donde las especies pueden encontrar alimento y bebida en época de escasez.

En este proyecto se pretende comprobar el efecto beneficioso de dos ingredientes o aditivos innovadores que se administran a la fauna de caza menor: la proteína de insecto y los posbióticos.

La alimentación suplementaria en el caso del conejo: ¿Con cuál luchar contra la mixomatosis?

David Risco, director e investigador de Neobéitar, explica que «con este proyecto pretendemos resolver gran parte de los problemas que tenemos en especies como el conejo y la perdiz roja». Para ello, alimentan una serie de conejas y gazapos con el producto posbiótico y otra serie de madres con el pienso compost; luego, evalúan su respuesta inmune frente a la mixomatosis y esperan que el producto posbiótico tenga una mejor respuesta en ellos.

El caso de la perdiz y su alimentación

También llevan a cabo el estudio con perdices, especie en la que prueban productos posbióticos y otros hechos a base de harina de insectos. Con esto pretenden resolver los problemas digestivos -que son los que acaban con un gran número de perdices en sus primeras semanas de vida-, mejorar su sistema inmune y mejorar sus capacidades reproductivas.

Además, valoran cómo afecta a su sistema inmune observando la coloración de su pico y también el número de huevos que ponen y la viabilidad de éstos.

Los piensos posbióticos, clave en la lucha contra la mixomatosis

Los resultados obtenidos en las pruebas de conejos «han sido bastante satisfactorios», explica Risco. «Hemos podido comprobar cómo los conejos que han sido alimentados con el producto posbiótico han desarrollado una mayor respuesta inmune una vez que han sido desafiados con el virus de la mixomatosis a través de la vacuna. Esto confirma un mayor grado de seropositividad en los conejos que han tomado el posbiótico y un mayor grado de proteínas que son importantes en la lucha contra esta enfermedad», añade el experto.

En las experiencias realizadas en perdices, han probado el efecto de dos productos: la proteína de insectos y los productos probióticos, obteniendo resultados «bastante buenos». En primer lugar, han observado cómo la proteína de insectos administrada a pollos de primera edad «hace que aumente su crecimiento un 20% respecto a los piensos convencionales». En segundo lugar, los posbióticos mejoran el sistema inmune de las perdices, según expone el experto.

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