Puede que la noche te sorprenda antes de terminar de aviar la carne de la pieza que has cazado y en un terreno desconocido para ti. Sé previsor y deja piedrecitas en el camino que te guíen de regreso hasta el coche o bien toma nota y aplica algunos de los consejos que te proponemos a continuación.

Deja tu propio rastro

Todo buen cazador es, por ende, un buen rastreador. Con esta habilidad te será más sencillo ‘pistear’ tus propias huellas para desandar el camino. Las tribus que habitan en las selvas lo llevan haciendo durante miles de años: sólo debes dejar un rastro claro a tu paso, por ejemplo partiendo ramas y dejándolas colgadas cada 30 metros o en puntos clave como un cambio de dirección. Hazlo siempre a una misma altura y en un mismo lado de tu ruta para que te resulte más sencillo localizarlas. 

Marca con hitos el camino 

Las tribus de las tundras del ártico y Siberia utilizaban este método hace miles de años. Con estas señales que llamaban inuksuk marcaban rutas de navegación, lugares de pesca, zonas de caza e incluso escondites de alimentos o provisiones. Hoy las siguen utilizando los montañeros para indicar todo tipo de hitos en el camino. El inuksuk más habitual consiste en una única piedra colocada en posición vertical; a nosotros nos bastará con formar un montículo de piedras en lugares que sean visible con la luz de nuestra linterna o antorcha.

Baliza tu sendero 

Las luces químicas son una muy buena alternativa para señalizar una ruta de forma muy evidente. Son económicas, visibles en grandes distancias –por lo que no tendrás que utilizar demasiadas– e iluminarán el camino durante ocho horas. Puedes colgarlas de las ramas de los árboles o colocarlas sobre rocas y en espacios abiertos.

Usa la imaginación y crea tus propias señales

Este sistema te llevará más tiempo, pero también es uno de los más fiables: además de utilizarse para dibujar tu ruta de regreso puedes usarlo en situaciones límite en que se vea comprometida tu supervivencia, indicando el sentido en el que te desplazas: así se han salvado muchas vidas, ya que estarás además dejando información valiosa a tus posibles rescatadores.

Deja que el cielo te guíe

Anota mentalmente varios puntos de referencia del entorno durante la ruta: un arroyo o cauce seco, un tramo de bosque claro o muy tupido, una formación rocosa particular… Excepto en noches nubladas o de niebla, otra opción es dejarte guiar por las señales del cielo: fíjate por dónde sale la luna, localiza la estrella polar…

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