A la mayoría de los cazadores le encantaría recechar un ciervo en berrea, aunque muchos son los que se echan para atrás creyendo que el sueño les costará varios miles de euros. Nada más lejos de la realidad, hay muchas oportunidades esperando ahí fuera a precio de ganga.

Los conocidos como recechos de gestión pueden ser el perfecto ejemplo. Nos exigen conocer exactamente los individuos del grupo que conforma nuestro objetivo, estudiar su características antes de realizar el disparo fijándonos en los animales más endebles, en las hembras sin cervato al pie o con ausencia de indicios de preñez, en las menos desarrolladas, en las enfermas o poco fértiles… En definitiva, este tipo de rececho es una medida responsable que nos permite participar de forma efectiva en una gestión adecuada… y a un precio mucho más contenido. No cazaremos al récord de España de ciervo, pero tampoco lo echaremos de menos: viviremos una auténtica aventura de caza, que es lo que de verdad importa.

Tres tipos de ciervos selectivos para cazar en berrea

  1. Un gran venado selectivo. Un gran venado con evidente ausencia de palmas o un medalla sin candiles sería un selectivo medalla que, por sus defectos, es abatible por haber alcanzado ya su techo.
  2. Joven selectivo. Un escalón por debajo estarían los selectivos básicos, jóvenes con cuerna representativa, incluso medallable, pero defectuosa por faltarle algún apéndice que nos haga saber que nunca podrá ser homologable.
  3. Joven con malformaciones. Por último nos encontramos con los selectivos menores, ejemplares también jóvenes con malformaciones o falta de desarrollo acuciante en la cuerna no subsanable. Como un macho joven, pero desarrollado, con cuatro puntas. ¿Su rececho no te parece interesante?
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Una rececho de venado igual de intenso (o más)

Teniendo todo esto en cuenta, el rececho de gestión puede resultar, como mínimo, igual de duro o difícil que los convencionales. Además, en muchas fincas se lleva a cabo después de haber buscado y abatido los grandes trofeos, con lo que los ejemplares están más avispados y la entrada resulta más difícil, cobrando así la verdadera caza más valor del que al principio presuponíamos.

Después de semanas de recechos, tiros y carreras, los venados que han ido sobreviviendo se encuentran perfectamente avisados de nuestras intenciones por lo que no será fácil meter un ciervo en el visor, aunque se trate de un ejemplar de ocho o diez puntas. Hemos de sumar a todo lo anterior que las hembras, al ir en grupo, dotan a esta modalidad de un alto grado de dificultad, pues hemos de hacer las entradas intentando pasar desapercibidos para todo el grupo… con el inconveniente que ello entraña: haciendo honor al refranero popular, 40, 50 o 60 ojos ven más que dos.

Por otro lado, no es recomendable hacer esperas y buscar lances en querencias habituales y positivas para el grupo, como aguaderos o zonas de acarre en verano, la época habitual para realizar este tipo de recechos. Como el harén te descubra, echará por tierra toda la cacería y te volverás a casa con la sensación de que has perdido el tiempo. Un consejo valioso: huye de las grandes aglomeraciones y enfócate en buscar solitarios en el monte.

Por otro lado, no es recomendable hacer esperas y buscar lances en querencias habituales y positivas para el grupo, como aguaderos o zonas de acarre en verano, la época habitual para realizar este tipo de recechos. Como el harén te descubra, echará por tierra toda la cacería y te volverás a casa con la sensación de que has perdido el tiempo. Un consejo valioso: huye de las grandes aglomeraciones y enfócate en buscar solitarios en el monte.

Ciervo en berrea. ©Shutterstock
Ciervo en berrea. ©Shutterstock

Financiación para las fincas

En épocas de crisis, en las que la demanda de las acciones cinegéticas se puede ver afectada, los recechos de gestión sobre ciervas, venados selectivos u otras especies puede suponer una fuente de ingresos más que aceptable para las fincas y las empresas organizadoras: resulta sorprendente la oferta cinegética de selectivos y hembras que existe actualmente a precios más cercanos a la realidad económica en la que estamos inmersos. De cara a las sociedades locales de cazadores son, además, una alternativa más de caza que se muestra como una manera de implicar a todos los socios en la gestión de sus terrenos y poblaciones.