Muchos consideran la caza de conejos con hurón un sacrilegio, la profanación de una de nuestras más emblemáticas especies. En cambio, para otros es la única medida capaz de ayudar a reducir las poblaciones de esta especie y los cuantiosos daños que provocan a la agricultura.

Hasta mediados de los años 50 la densidad de conejo de monte en la Península Ibérica era muy elevada. Sin embargo, la llegada de la mixomatosis en 1953 redujo drásticamente su población y produjo cambios importantes en su distribución. Aunque a priori se pensó que dicha enfermedad podría provocar su extinción, con el trascurso de los años aparecieron cepas menos patógenas provocando cierta resistencia genética por parte de algunas poblaciones. Entonces, la enfermedad adquirió carácter endémico y estacional, siendo su efecto patógeno variable, aunque menos acusado.

La neumonía hemorrágico vírica

A pesar de experimentar una leve recuperación, la especie sufrió un nuevo revés a finales de los 80 con la irrupción de la neumonía hemorrágico vírica. El azote de ambas enfermedades y la aparición de cierta resistencia genética por parte de algunas poblaciones, unido a la distinta presión cinegética a la que se han visto sometidas y a la heterogeneidad de condiciones climatológicas en nuestro país, nos llevaron a la situación actual, con zonas de elevadísima densidad y otras donde prácticamente ha desaparecido.

Si en tu coto la elevada densidad de esta especie provoca cuantiosos daños por los que, además, económicamente no puedes responder, y no existen métodos alternativos, ¿está justificada su caza con hurón? La respuesta es evidente. Aun así son muchos los que aún critican esta modalidad: los aficionados que desconocen, entre muchas otras cosas, su utilidad para la gestión de las poblaciones y los no cazadores, que temen una excesiva presión cinegética sobre las poblaciones de conejo de las que dependen en ciertas zonas animales en peligro de extinción.

Cazador liberando a los hurones. ©Ángel Vidal
Cazador liberando a los hurones. ©Ángel Vidal

1. Cazando conejos con hurón ‘a toro suelto’

En los últimos años me he visto obligado a recurrir a este tipo de caza –en varias ocasiones a lo largo de la misma temporada– para gestionar las poblaciones de conejos de nuestro coto y así evitar que causen estragos. Está situado en el sur de la Comunidad de Madrid, una zona de mosaico que alterna siembras de cereal –fundamentalmente trigo y cebada– con perdidos, barbechos y eriales y donde el conejo lleva tiempo provocando más de un dolor de cabeza. Varios arroyos cruzan la finca, y es aquí donde tienen la mayoría de sus madrigueras y donde solemos cazarlos con hurón.

No dispares al puenteo, ten paciencia

Recuerdo el último día de caza del año pasado. A pesar de que los terrenos habían sido ‘huroneados’ y de que incluso se habían cazado con escopeta, la densidad era altísima. Metimos el hurón de mi tío en la primera boca y esperamos…. Escuché un zapateo, la forma en que los conejos hacen sonar las alarmas; una de las huras escupió algo de polvo y por fin salió el primero, que tras ‘puentear’ un par de veces de una galería a otra decidió tirar por el sembrado adelante, donde acabó su carrera.

Hay quienes se atreven a cazarlos en este ‘puenteo’, en el que abandonan su madriguera para introducirse en otra y escapar de su perseguidor, pero no es aconsejable: el hurón podría salir pegado a él o incluso enganchado a su parte trasera. No sería el primero que muere por no esperar y dejar ‘romper’ al orejudo. Ten paciencia: cuando lo haga tendrás tiempo suficiente para encarar.

Fíjate bien en las bocas de las madrigueras de los conejos

Al llegar a la zona de caza hay que analizar la situación de cada una de las bocas. Si contamos con varias escopetas éstas se colocarán –despacio, sin hacer ruido– de modo que cada una cubra el mayor número de salidas posibles.

El encargado de introducir el hurón lo hará despacio y después de colocarle el bozal para evitar que mate al conejo dentro y pueda ‘guardar’, es decir, que nuestro ‘bicho’ se quede dormido junto a su presa una vez se ha alimentado de ella, pudiendo permanecer dentro durante varias horas.

Si entra y sale rápido sin desalojar un solo conejo es un síntoma de que esa madriguera tiene pocos habitantes. Podemos insistir una vez más y después probar en otra. Lo normal es que al poco tiempo de introducirlo los orejudos salgan como balas, por lo que debemos de estar muy pendientes para efectuar un rápido disparo en cuanto se aleje unos metros de su hogar.

Cazador introduciendo el conejo en la hura. ©Ángel Vidal
Cazador introduciendo el conejo en la hura. ©Ángel Vidal

2. Caza de conejos con hurón y capillos

La caza de conejos con hurón y capillo es una modalidad cinegética que nació el día en que el hombre decidió domesticar un turón salvaje y utilizarlo como subterráneo aliado para desalojar al astuto conejo. Los primeros huroneros se valían de la ayuda de redes y capillos para capturar a los lagomorfos que los recién domesticados mustélidos iban desalojando del interior de las madrigueras. Así surgió un aprovechamiento sostenible de un recurso cercano y abundante y que de cualquier otro modo hubiera sido imposible de alcanzar.

Hoy día, el capillo es imprescindible para llevar a cabo las traslocaciones naturales de conejo, siempre y cuando tratemos de moverlos en distancias cortas dentro del mismo ecosistema. Con la ayuda de capillos, que es como se conocen a las redes de aproximadamente un metro cuadrado de superficie con la que cogeremos las piezas, podremos realizar dichas traslocaciones o incluso realizar censos o campañas de vacunación.

Cuando lleguemos a la zona de caza taparemos las diferentes salidas de la madriguera con los citados capillos. Por una de ellas introduciremos el hurón y esperaremos atentos la huída del orejudo. Una vez se enrede correremos hacia ese capillo para capturarlo, volviendo a tapar esa boca de nuevo.

3. Otras modalidades de caza con hurón sin arma de fuego

Además de la técnica de los capillos, la caza de conejo con hurón también es practicada con podencos, aves de cetrería o incluso con ayuda de un arco. Esta última modalidad es poco común. Tan sólo la practican unos cuantos románticos o bien en aquellos enclaves que cuentan con una altísima densidad de conejo y en los que no es posible la utilización de armas de fuego, bien por la proximidad de las madrigueras con alguna carretera, población o al tratarse de una zona de seguridad.

Un caso particular es el practicado en las Islas Canarias, donde es el podenco quien detecta el conejo y con la ayuda del bicho consigue desalojarlo de la lava volcánica. De otro modo sería imposible.

Necesitarás un transportín para llevar a los hurones a cazar.

El equipo necesario para cazar conejos con hurón

Puedes emplear escopeta paralela, superpuesta o repetidora, lo importante es que estés familiarizado con su encare para efectuar disparos rápidos. Los chokes deben ser abiertos: de 3 y 4 estrellas o incluso cilíndricos. Unos plomos del 7 al 9 con cargas de 30 ó 32 gramos servirán, e incluso podemos utilizar cartuchos dispersantes, especiales para la caza de conejos a distancias cercanas.

En cuanto a los accesorios, necesitaremos una garigola o un transportín para trasladar a nuestro hurón. De aluminio, esparto, plástico… podemos encontrarlas en algunas tiendas on line desde 17 euros. 

Los capillos cuestan entre dos y cuatro euros. Y si nuestro bicho tiende a ‘guardar’ y quedarse dormido bajo tierra podemos ‘incorporarle’ unos localizadores electrónicos que nos ayudarán a tenerlo ‘fichado’ bajo tierra.

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