Los conejos pueden propagar la mixomatosis en su entorno aunque estén vacunados, según el nuevo estudio ‘Detección molecular del virus del mixoma en el entorno de criaderos vacunados‘, llevado a cabo por investigadores del Instituto Universitario de Biotecnología de Asturias (Universidad de Oviedo) y de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Santiago de Compostela (USC).

En el estudio se desgrana que el virus del mixoma (MYXV) es el agente etiológico de la conocida mixomatosis, una enfermedad sistémica, mayoritariamente letal, que afecta a los conejos europeos.

La vacunación contra ella, aunque está muy extendida, «no ha sido del todo eficaz y todavía se producen brotes de enfermedades en las granjas que llevan a cabo programas de vacunación», aseguran sus autores. Dado que algunos de estos casos se han atribuido a la transmisión aérea o la propagación del virus a través de vectores inanimados, los objetivos de este estudio fueron determinar los niveles de contaminación por MYXV y la distribución en el medio ambiente de las granjas vacunadas y determinar si el virus detectado correspondía al campo.

Se detectó mixomatosis en el ambiente de todas las granjas infectadas

Para eso, se tomaron muestras ambientales de varias áreas, herramientas y empleados de cuatro criaderos de conejos (tres infectados y uno no infectado) y se analizaron mediante PCR. Tras ello, se detectó mixomatosis en el ambiente de todas las granjas infectadas, mientras que todas las muestras de las granjas no infectadas fueron negativas. Además, todas las muestras positivas contenían ADN viral compatible con cepas de campo del virus.

«Estos resultados nos llevan a creer que la administración de las vacunas comerciales disponibles actualmente no evita que los animales infectados propaguen el virus de campo», señala el estudio. Además, también se encontró ADN viral en elementos que no están en contacto directo con los animales, lo que podría jugar un papel clave en la transmisión de la infección en toda la granja y a otras granjas. Por tanto, este estudio demuestra que los esquemas de vacunación actuales por sí solos no son suficientes para prevenir esta enfermedad y deben ir acompañados de medidas de bioseguridad adecuadas.