El aumento de la expansión urbana representa una amenaza global para la biodiversidad del planeta, a la vez que fomenta la propagación de enfermedades entre los ecosistemas, los animales y los humanos. Un ejemplo claro de esta amenaza lo encontramos en las aves migrantes y sus enfermedades, como es el caso de la codorniz común (Coturnix coturnix).

Durante la migración, la codorniz debe cruzar innumerables obstáculos artificiales, lo que implica riesgos para la conservación de las propias aves, pero también riesgos ecológicos globales que tienen importantes repercusiones sobre la salud de las personas, los ecosistemas y los animales silvestres y domésticos. Por ello, esta pequeña galliforme y su migración resultan útiles para estudiar cómo el suelo urbanizado (Antroposfera) afecta a la ecología de las aves y a los patrones epidemiológicos de las enfermedades que transmiten.

Foto: José Manzano

Científicos del Grupo de Investigación en Gestión de Recursos Cinegéticos y Fauna Silvestre del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC – CSIC, UCLM, JCCM) y de la Universidad de Lleida han estudiado las rutas de migración de la codorniz en Europa occidental para caracterizar las trayectorias que describen y con ello comprender cómo la codorniz (que migra por la noche) ve afectadas sus rutas cuando éstas deben atravesar áreas urbanas y urbanizadas. Los datos necesarios para abordar este trabajo fueron obtenidos gracias a la recuperación de codornices anilladas, la mayoría de las cuales fueron aportadas gracias al establecimiento de colaboraciones con cazadores.

Considerando el porcentaje de suelo urbanizado, los investigadores han podido predecir el riesgo que supone la expansión urbana para el colapso para la migración y evaluar las posibles consecuencias de las colisiones de las codornices con infraestructuras propias de las áreas urbanas (edificios, grúas, cables, torres de tendidos eléctricos y aerogeneradores). Además, en este contexto, han estimado la probabilidad de la transmisión de las enfermedades asociada a la extensión de suelo urbano.

Los resultados obtenidos muestran que el elevado porcentaje de suelo urbanizado en Europa central está correlacionado con la ausencia relativa de rutas migratorias de codorniz. Es decir, la codorniz no solo ha perdido su hábitat en la Europa urbanizada, sino que también ve entorpecida su migración debido a que el elevado porcentaje de suelo urbanizado y la contaminación lumínica propician las colisiones de las codornices con infraestructuras y edificios.

Los cazadores pueden recopilar y transmitir informaciones que, si son fiables y pasan los filtros oportunos, pueden proporcionar a los científicos datos de gran valor que son incorporados a sus análisis estadísticos objetivos, dando lugar a estudios que nos ayudan a comprender y gestionar mejor la naturaleza (Foto: José Manzano).

Esto tiene consecuencias directas para la población de codorniz y también desde la perspectiva One Health (Una Sola Salud), ya que las áreas urbanizadas son un hábitat favorable para la proliferación de los mosquitos que actúan como vectores de enfermedades entre las aves y los humanos, incluso de especies de mosquitos que antes no existían ahí. Por otro lado, las aves migrantes como la codorniz pueden ser portadoras de diversas enfermedades víricas, bacterianas y protozoarias. De este modo, si durante la migración las aves colisionan con las infraestructuras de las zonas urbanizadas, la probabilidad de que un ave sea picada por un mosquito y de que éste transmita una enfermedad a un humano aumenta considerablemente.

El modelo conceptual generado en este trabajo predice una pérdida drástica de biodiversidad y un aumento de la propagación de enfermedades como consecuencia del consumo de tierra para urbanizarla. Por otro lado, pone de manifiesto que tener una visión amplia de las interrelaciones entre hábitats naturales, ecosistemas urbanos, agrosistemas y calentamiento global, no solo permite predecir la vulnerabilidad de la conservación de la codorniz, sino también los mayores riesgos para la salud global, debido a la pérdida de biodiversidad y de los servicios ecosistémicos. Las lecciones extraídas de los mapas de las rutas de migración de la codorniz, en relación con la distribución de los suelos urbanizados, proporcionan herramientas para la toma de decisiones políticas de conservación a escala global.

Las grandes extensiones de suelo urbanizado forman conglomerados de redes de infraestructuras que favorecen las colisiones de las aves, especialmente de las especies migrantes nocturnas como la codorniz, ya que la contaminación lumínica desorienta y deslumbra a las aves, que después chocan quedando atontadas, heridas o inválidas, o incluso llegan a perder la vida.

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