Por Leopoldo del Valle Yanguas (ingeniero de Montes)

Para llevar a cabo una correcta gestión es fundamental conocer el estado de las poblaciones de caza mayor de nuestro cazadero, su comportamiento y su dinámica, así como las interacciones entre ellas y el ganado si lo hubiera. Todo esto comienza con los censos de población: la medición de las distancias en transectos recorridos y los conteos en comederos, puntos de concentración o agrupamientos durante el celo nos revelarán datos como la proporción de sexos, el éxito de cría del año, la edad media, la tasa de mortalidad, la carga cinegética… Conocer todo esto es la llave que abrirá el camino del éxito de cualquier gestión, revelándonos qué medidas debemos adoptar para conseguir un coto ideal.

1. Construye caminos y cortafuegos

Contar con una adecuada red de caminos y cortafuegos es imprescindible para llevar a cabo una correcta gestión y atender lo antes posible cualquier incidencia que ocurra en nuestros dominios.

En áreas donde la vegetación arbórea presente una alta densidad –sobre todo en el caso de pinares– debemos diseñar una estudiada franjas cortafuegos a lo largo de los caminos, reduciendo el número de árboles y recurriendo a su poda para que, llegado el caso, un incendio reduzca su intensidad al llegar a estas zonas. Estas medidas son muy útiles también para la caza, ya que mejorar la visibilidad desde los carriles nos permitirá llevar a cabo un mayor control de la fauna.

¿Cómo hago un cortafuegos? Situadas a ambos lados de los caminos, estas franjas libres de vegetación tendrán un ancho de unos 50 metros, en función del tipo de arbolado y matorral. Las haremos coincidir, en la medida de lo posible, con la colocación de las líneas de armadas en la mancha. Estas zonas, además, se deben desbrozar cada poco tiempo, favoreciendo el nacimiento de hierba y dando lugar a nuevos brotes tiernos que serán bien celebrados por los animales.

2. Vallado perimetral

Otro elemento clave que nos facilitará el control de la caza, asegurándonos que el nivel de fluctuaciones por ausencia de individuos para las distintas poblaciones sea casi insignificante.

Tenemos lo que tenemos, ni más ni menos… a excepción del jabalí, algo más complicado de controlar. El vallado será viable si nuestra finca cuenta con una extensión suficiente para que los animales se desarrollen en ella de forma natural. Por tanto, descartaremos su instalación en aquellos cotos de menos de 1.000 hectáreas.

3. Agua para todos

Mejorar las charcas y distribuir puntos de agua garantizará la disponibilidad del líquido elemento en cualquier época del año.

Una buena medida es la ampliación de las pequeñas charcas para que en verano no se sequen y queden reducidas a fango, convirtiéndose en un peligroso foco de enfermedades. También es importante disponer de un buen número de estas charcas o puntos de agua repartidos por toda la finca para evitar las concentraciones de ungulados y que éstos tengan que realizar largos desplazamientos al verse forzados a abandonar su nicho.

4. Siembras: autoservicio para ciervo y jabalí

En pleno estío, las siembras son un oasis de alimentos para nuestras reses. En aquellas fincas donde escasee la comida en verano, las siembras serán lo único ‘decente’ que tengan para llevarse a la boca. Las que ofrecen un alimento más equilibrado para nuestras especies de mayor son las que mezclan avena, cebada, veza y trigo, sembrada en octubre sobre seco.

¿Cómo las distribuimos? Las repartiremos por todo el coto: mejor un mayor número, aunque de pequeña extensión, que una o dos enormes.

5. Dale de comer

Distribuir comederos específicos para jabalíes y cérvidos solucionará sus carencias de alimento en épocas delicadas. Pero no olvides que el pienso es sólo una ayuda, no la base de su dieta.

Jabalí

El comedero se estructura en una planta rectangular o cuadrada a modo de jaula sellada por todos los lados excepto por las zonas de paso y con una tolva o bandeja en medio para el grano. Serán necesarias unas tres barras huecas de acero suspendidas de unas cadenas colgantes en la citada zona de paso que actuarán de barrera selectiva: sólo los cochinos pueden levantar tanto peso, impidiendo así el paso al resto de ungulados.

Venado

Tendrá forma de bandeja, de diez a quince centímetros de profundidad, 1,20 metros de ancho y unos dos de largo, con cuatro patas acabadas en punta para clavarlas en el terreno. Otra opción es anclarlas con hormigón. La altura será variable, mayor si queremos que sólo los machos coman de él.