Al sur de Suecia, con las frías aguas del mar Báltico bañando sus costas de piedra, se encuentra la provincia de Escania, un lugar de cuento repleto de vida salvaje y bosques mágicos hogar de faisanes, liebres europeas, patos, jabalíes, venados, alces y, sobre todo, gamos. La capital de la región es la ciudad de Malmö, estratégicamente conectada con la vecina Dinamarca a través del Öresund, el puente combinado tren-carretera más largo de Europa que fue inaugurado en el año 2000.

Allí tiene Aimpoint su cuartel general y organiza cada año su encuentro con la prensa: Aimpoint Media Event. La marca de puntos rojos más conocida del mundo es un referente absoluto en el campo de la óptica adaptada a la caza, el tiro y la seguridad. Desde su fundación en 1974 hasta hoy ha sabido adaptarse y seguir en constante evolución, convirtiéndose en una referencia para cazadores y tiradores.

Toma de contacto

Llegamos a Malmö entrada la noche, así que nos fuimos a la cama esperando reunirnos con el grupo a primera hora de la mañana en el lobby del hotel. Con el sol alumbrando de forma tímida y algo de café ya en el cuerpo conocimos al resto de integrantes del viaje: un nutrido grupo de periodistas y youtubers llegados desde toda Europa, muchos de ellos conocidos de anteriores aventuras.

© Aimpoint

Sabine Eriksson y Alexander Nordin fueron nuestros perfectos anfitriones. Siempre con una sonrisa dibujada en la cara, son los responsables de márketing y ventas de Aimpoint y viajar con ellos es una auténtica gozada. Toda la organización está cuidada hasta el máximo detalle, haciendo que nosotros, los periodistas invitados, tan sólo tengamos que preocuparnos de vivir la experiencia en plenitud.

Lo primero fue desplazarnos en furgoneta hasta una armería ubicada a las afueras de la ciudad. Como español resignado a la férrea normativa en materia de armas de nuestro país no puedo sentir otra cosa que envidia al comprobar como son tratados los cazadores en estas latitudes.

No sólo estábamos en una armería para pasar la tarde curioseando, sino que allí mismo, en medio de un polígono industrial, el local contaba con un shooting cinema para probar los rifles disparando fuego real y mejorar tus aptitudes de cara a las batidas de caza mayor. Todo un espectáculo del que difícilmente conseguiremos disfrutar en España.

Preparados, listos…

Durante la jornada estuvimos bajo la tutela de Erik As, el instructor de tiro de la marca sueca. Su objetivo, aparte de dejar claro el funcionamiento de los puntos rojos de Aimpoint, era que nos familiarizásemos con el uso del rifle, en este caso un flamante Sauer 404 Silence en calibre .308 Winchester: un 404 tradicional al que han provisto de un silenciador integrado como una continuación del cañón, sin sobresalir en ningún momento.

Esto favorece el equilibrio del arma, aunque aumenta de forma ligera su peso total. Disparando sobre blancos fijos comprobamos que estaban a tiro antes de comenzar a ‘cazar’ con escenas de vídeo ultrarrealistas que nos ponían a prueba con diferentes situaciones de caza real en las que no sólo se valoraba nuestra puntería sino también nuestro acierto a la hora de juzgar cada acción, siempre desde el punto de vista de la seguridad.

Antes dormir el equipo de Aimpoint nos reunió a todos. Era el momento de las explicaciones pertinentes para el día siguiente. Aquí en Suecia se caza de forma completamente diferente a la que estamos acostumbrados. Se hacen tres batidas al día, con muy pocos perros, y las normas de seguridad y éticas son estrictas e inquebrantables.

Como ya sabíamos de viajes pasados, no se podía disparar a las hembras de jabalí que superaran los 80 kilos, todo un reto a la hora de valorar un animal a la carrera. Si te equivocabas la sanción era de 1.000 euros. ¿El motivo de esta ley? En Suecia el jabalí es un animal en regresión, por lo que para garantizar el futuro de la especie se protege a las hembras adultas y fértiles encargadas de traer al mundo a las nuevas piaras.

No era la única norma. Tampoco se podían tirar venados mientras el cupo de ciervas era de cinco para todo el grupo y las gamas, libres. En el caso de los machos tan sólo se disponía de un precinto para todo el grupo, por lo que el cazador que lo abatiera debía estar absolutamente seguro de que era un macho adulto y enorme y avisar por radio al resto del grupo.

El gamo de mi vida

Ya estábamos en la primera torreta. El puesto se encontraba en un claro amplio que dividía dos manchas boscosas. Cargué el rifle y esperé con el runrún  constante en mi cabeza de no pifiarla. No llevaba ni cinco minutos puesto cuando una gama entró despacio, de frente y por detrás, su macho. ¡Y qué macho!

© Jara y Sedal

No podía creer lo que estaba viendo. Un gigantesco animal de pelaje gris y con palas de alce caminaba tranquilo hacia mí. Quizá muchos de vosotros no me entenderéis, pero no fui capaz de tirarle. Consciente de la advertencia de la noche anterior, lo último que quería era tener que llamar por radio el primer minuto del día anunciando que el gamo ya estaba muerto.

Me fui con la hembra y apreté el gatillo mientras lo veía con el rabillo del ojo. Ahí estaba, atravesando un claro a 40 metros de mí, el gamo de toda una vida. Os aseguro que he soñado varias noches con ese momento, pero con la perspectiva que da el tiempo sé que hice lo correcto.

Grabé esa escena en mi retina y es mía para siempre. Eso no me lo quita nadie. Pero como en la caza no hay tiempo que perder, pronto un grupo de tres cochinos me devolvió a la realidad. Dos eran enormes pero hembras, así que me fui con el del medio, dejándolo sobre sus huellas.

Minutos después otro jabalí de mediano tamaño decidió cortar por el mismo sitio. Después de encajar tres disparos en su sitio, cayó. En las siguientes dos batidas sólo pude abatir sendas gamas en cada puesto mientras el macho de la mañana saltaba de un lado a otro de mis pensamientos. Jamás olvidaré la cara del propietario de la finca cuando vio las imágenes en la cámara de mi compañero Rubén. Con las manos en la cabeza me miraba fijamente, tratando de buscar alguna explicación lógica a lo que había decidido hacer. «Desde luego has mantenido la cabeza fría y eso es algo difícil de conseguir en un momento así. Enhorabuena…», me reconfortó el guarda mayor.

© Jara y Sedal

Probando el Aimpoint Acro S-2

Al día siguiente cambiamos el rifle por las escopetas de Beretta para vivir y experimentar por primera vez lo que nos había traído hasta Suecia: el nuevo visor Aimpoint Acro S-2. Los faisanes y los patos salvajes del sur del país serían la prueba perfecta para comprobar de lo que era capaz esta pequeña pero útil herramienta.

Para ponernos a tono y entrar en calor pasamos un día participando en una actividad denominada Games of Clays, que no era otra cosa que… ¡un espectacular ojeo de platos! Todos los cazadores no movíamos por el campo como si de una cacería de perdices en ojeo se tratase pero en lugar de patirrojas o faisanes lo que volaba por encima de nuestras cabezas eran discos de arcilla marrón.

Una experiencia realmente divertida que conseguía recrear a la perfección casi todas las acciones que puedes experimentar en un día de caza real. Sin duda alguna, el entrenamiento perfecto para hacernos al punto rojo de forma rápida antes de salir al campo. Después de 200 tiros pegados y el hombro algo entumecido estábamos preparados para la acción.

© Aimpoint

Era nuestra última mañana y nos esperaba el plato fuerte del Media Event de Aimpoint. Nos desplazamos hasta una finca de esas que no se olvidan, lugar donde se organizan los ojeos de faisán más importantes del país. El plan era hacer tres ojeos por la mañana, parar para comer algo y cerrar el día con otros dos.

Lo que más me sorprendió, aparte de la belleza del entorno, fue la colocación de los puestos, muy diferente a las cacerías que se pueden vivir en España. En lugar de formar una fila recta de puestos, aquí los montan como si de una mini mancha montera se tratase, con cierres y traviesas. Esto hacía que muchas ocasiones tuviera puestos justo delante, a menos de 30 metros. Una forma peculiar a la que tuve que adaptarme rápido y que provocaba que muchas veces disparara sobre faisanes rebotados de otros lances.

© Aimpoint

El punto rojo de 9 MOA del Acro S-2 es perfecto para una modalidad así. El vuelo de estas aves es potente pero muy lineal, por lo que resulta sencillo seguirlos con el punto rojo, correr la mano y apretar el gatillo de forma consciente. El resultado en cada lance siempre era el mismo: un pelotazo de plumas mecidas por la suave brisa que nos acompañó todo el día. Poco a poco pude engordar la percha y disfrutar del extraordinario trabajo de los labradores cobrando las piezas una a una.

Dejamos Escandinavia tras cuatro intensos días en los que pudimos descubrir modalidades, maneras, costumbres y usos muy diferentes a los nuestros, algo realmente enriquecedor tanto como cazadores como en lo personal. Un tiempo que vale oro al lado de personas tan entrañables como Sabine y Alex, dos profesionales. Viendo de cerca cómo trabajan es fácil explicar el rotundo éxito de una empresa que se sitúa en la cúspide de la innovación año tras año ofreciendo a cazadores de todo el mundo productos fiables y vanguardistas.

Así es el Aimpoint Acro S-2

Este pequeño dispositivo pensado para ser instalado en la banda de una escopeta fue el motivo principal de nuestro viaje a tierras vikingas. Con un peso de tan sólo 74 gramos y un tamaño de punto rojo de 9 MOA, el Acro S-2 puede ser instalado en la mayoría de bandas de escopetas del mercado. Su diseño, con una ventana de objetivo amplia, contribuye a lograr imágenes claras y nítidas, y como comprobamos en este viaje es perfectamente válido tanto para la caza menor como para el tiro al plato. Funciona con una pila CR2032 de 3V que tiene una vida útil de 50.000 horas por lo que, según los ingenieros de Aimpoint, podrías dejarlo encendido en el armero durante cinco años… y seguiría funcionando. Tras dos días de uso constante podemos asegurar que se trata de una ayuda óptima para aquellos cazadores o tiradores que quieran mejorar sus porcentajes de aciertos, ya que es una forma sencilla de disparar con una referencia clara: Su precio: 744 euros + IVA.