La temporada de caza del corzo ya ha empezado y con el pistoletazo de salida no han tardado en aparecer en redes sociales los primeros trofeos cobrados. Uno de los más impactantes es el protagonista de esta historia. Un animal único que ya fue localizado hace semanas y que dio la cara en las primeras salidas, para fortuna del cazador.
Guadalajara, tierra de corzos
Por todos es sabido que la provincia de Guadalajara alberga una de las poblaciones más estables de corzos de toda la península y que, además, sus trofeos alcanzan puntuaciones récord. Esta prolífica tierra ha sido la responsable de regalar al mundo de la caza otro de esos corzos para el recuerdo de todos.
Hemos hablado con Fran Cortina, responsable de la orgánica Corju Hunting, que nos ha contado con pelos y señales cómo se produjo la caza de este formidable trofeo. «Es un corzo que llevábamos semanas observando. Hace más de un mes, con su trofeo lleno de borra, era imposible definir con exactitud su estructura, pero estábamos seguros de que era un corzazo de impresión. El día 31 de marzo salimos en su busca, para ver si éramos capaces de tenerlo localizado para el día siguiente. Apareció muy lejos pero sabía que era el ejemplar que buscábamos. Teníamos trabajo para el primer día de temporada».
Un regalo inesperado
Amaneció el día 1 y Fran y el cazador, llegado desde Texas, no lo dudaron. Antes de amanecer ya estaban en el lugar indicado, esperando acontecimientos pero el invitado de postín se hacía de rogar más de lo esperado. «Dedicamos toda la mañana a buscarlo pero no conseguimos dar con él. Tampoco localizamos a las dos corzas y al otro machete que le solían acompañar. A las 10:15 de la mañana llame a mi equipo y les dije que nos íbamos hacia el hotel para volver a intentarlo por la tarde».
«Colgué el teléfono y decidí echar un último vistazo con los prismáticos entre los robles… ¡y ahí estaba! Apareció como un auténtico fantasma, mirándome de frente. Reconocí su peculiar trofeo a la primera y no lo dudé. Nos acercamos todo lo que pudimos hasta situarnos a 275 metros. El cazador se preparó y en cuanto el animal se puso de lado apretó el gatillo».
«El corzo quedó en el sitio, fulminado por un balazo perfectamente colocado. Cuando llegamos al macho descubrimos que se trataba de un corzo con 13 puntas que conformaban un auténtico amasijo de hueso y perlas, haciendo de este animal un trofeo realmente impresionante». Nuestra más sincera enhorabuena tanto al cazador como al equipo de guías por un trofeo inolvidable.
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