Compartir los resultados de una jornada de caza es un hecho habitual entre los cazadores. Y más si esta ha sido exitosa y has conseguido cobrar un gran ejemplar de jabalí, como le sucedió al protagonista de la siguiente historia.

Su nombre es Adrián Fernández Bermúdez y el pasado mes de septiembre, concretamente el día 16, vivió una jornada para enmarcar en el coto de Gozón, ubicado en el norte de la provincia de Asturias.

Allí, Adrián, tal y como ha contado al equipo de Jara y Sedal, estuvo toda la mañana «cortando rastros con los grifones» junto a su cuadrilla. Fue durante el desarrollo de esta cuando se colocó en un puesto en el que nunca antes había estado, por lo que tuvo que hacer caso a las indicaciones de sus compañeros.

Así fue el lance

Tras soltar a los perros, comenzaron a ver cierto movimiento y, acto seguido, «se escucharon tres disparos». Por emisora le avisaron de que, al parecer, los jabalíes habían embestido a uno de sus compañeros. Mientras, su primo le avisó de que tenía un jabalí detrás de él y, al girarse, vio cómo estaba «tapado por el matorral».

El cazador junto a un compañero de batida sostiene la cabeza del gran animal. © A. F. B.

«Corriendo como un cohete encaré mi Remington .30-06 con holográfico y le disparé a unos 60 metros», cuenta el cazador. Este primer disparo fue directo a la tierra, pero el segundo tiro fue más certero y acertó en el animal, al igual que pasó con el tercero.

«Llegó mi primo y recogimos a los perros para evitar problemas. Nos acercamos y, vimos al animal tumbado». Tras esto, se agacharon para comprobar las dimensiones del animal y de sus defensas.


Cazan uno de los jabalíes más grandes de León en una batida en Ponferrada


«Es el mayor de mi vida», asegura Adrián, «y el mayor que han visto muchos de la cuadrilla», añade sobre el gran macho que consiguió cobrar.

Varios compañeros de cuadrilla con el jabalí subido a un carro. © A. F. B.

En concreto, su peso era de casi 150 kilogramos. Tras homologarlo, sus defensas arrojaron la puntuación suficiente como para ser considerado medalla de plata. Tanto era su tamaño que, incluso, necesitaron el trabajo de seis personas para poder arrastrarlo y subirlo al vehículo. «Mi felicidad y la de la cuadrilla no era para menos», valora el cazador.

Los cazadores pesaron el animal una vez abatido. © A. F. B.