Aunque fue el pasado 28 de octubre de 2018 cuando se abatió en Córdoba este magnífico jabalí medalla de oro, merece la pena sacar a relucir la historia que Javier Cabellonarra para Jara y Sedal sobre la finca El Cerrejón de la Alcarria, cerca de la localidad de Hornachuelos.

«Ha sido la gran pieza de la temporada y el más grande de hace siete años en esta finca», señala Cabello. El animal rondaba los 100 kilos y tenía una boca espectacular, pero la historia que había tras él también era digna de medalla. En total, 14 meses detrás de sus rastros. 

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En aquella temporada de 2017-2018, el jabalí desapareció de la finca y no se consiguió abatir en la montería que se realizó. / J.C.

Así siguieron el rastro de este jabalí

Este jabalí fue avistado en la finca por primera vez en una cámara de fototrampeo en agosto de 2017. «Tengo muchísimas fotos de la pieza de aquellas primeras ocasiones en la que lo vimos», explica Cabello. En aquella temporada 2017-2018, el jabalí desapareció de la finca y no se consiguió abatir en la montería que se realizó, pero en agosto de 2018 «lo volví a ver en una cámara», relata Cabello. «Conseguí vídeos y fotos muy detalladas desde todos los ángulos y comparando las fotos del año pasado con el de este comprobamos que era el mismo», añade.

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Desde entonces estuvieron observando al jabalí hasta prácticamente el mes de septiembre del año pasado, en el que volvió a desaparecer. «Pensamos que había hecho lo mismo que el año pasado, que era algo cíclico y que pasaba por allí porque sabía que había comida, pero en cuanto se terminaba de caer la bellota volvía a dejar el sitio», narra Cabello.

A mediados de septiembre, el propietario de la finca se disponía a marcar unos puestos cuando se lo cruzó con el choche. «Y, de nuevo, dejamos de verlo, dejamos de saber que estaba allí hasta el 28 de octubre», explica.

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El jabalí fue avistado por primera vez con una cámara de fototrampeo en agosto de 2017. / J.C.

En la montería, sí dio la cara

El jabalí, encamado muy cerca del puesto número 5 de una de las armadas fue levantado en dos ocasiones por los perros. «Les buscaba las vueltas y se volvía a la cama sin darle opción al montero para disparar». A las dos y media de la tarde, a una rehala que pasaba por la zona, Juan José Hernández -quien ocupaba ese puesto- le dijo que había un jabalí acostado. «Entró el perrero con la rehala y pudo sacarlo», explica Cabello. El jabalí finalmente fue abatido y dio medalla de oro con 112,85 puntos.

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El jabalí finalmente fue medalla de oro con 112,85 puntos. / J.C.

Resto de la temporada en la finca

Respecto al resto de la temporada en la citada finca, Javier Cabello explica que «no cazamos a rececho ni en aguardo, simplemente en montería». Siempre suelen abatirse «en torno a 30-35 venados y unos 15-20 jabalíes. Todos los años cazamos tres o cuatro suidos con un importante trofeo», añade. Asimismo, Cabello destaca la labor de las orgánicas de Marcaza y Javier Moya, que se juntaron para dar la montería y así lo hicieron posible.

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