Tras los 25.000 pequeños seísmos que no habían dejado de sacudir La Palma durante ocho días y habían elevado la isla 15 centímetros, el magma empujó el volcán de una zona de pinares conocida como Cabeza de Vaca. Y estalló el pasado domingo. La lava está arrasando con las viviendas y, con ella, rompe los sueños de muchas familias. Y también de los cazadores, que durante la mañana del domingo habían intentado disfrutar del primer día hábil de caza de perdiz moruna en la zona.
La lava que está calcinando el futuro más próximo de muchas personas y también de estos amantes de la caza que habían estado cuidando durante meses la zona, colocando bebederos que ahora han quedado enterrados por el magma. Francisco Triana, presidente de la Federación Insular de La Palma, explica a Jara y Sedal que en la isla son unos 2.000 cazadores y la zona afectada por el volcán «era uno de los mejores lugares para cazar perdices morunas y conejos de toda la isla».
Dio la casualidad de que, el día de la erupción, se iniciaba el periodo de la caza de esta especie: «Cuando nos pasaron el aviso preventivo desde Medio Ambiente para que fuésemos desalojando el lugar, ya había cazadores en la zona; a las cuatro horas fue cuando explotó el volcán», explica Triana.
El volcán arrasa con los bebederos puestos por los cazadores
Anoche se abrió una nueva boca eruptiva, la novena, lo que obligó a las autoridades a ampliar el perímetro a desalojar, por lo que ya son más de 6.000 los isleños evacuados de sus casas. La lava cubre ya 106 hectáreas de terreno y ha destruido más de 160 viviendas. Y, entre las infraestructuras perdidas, se encuentran los cuatro bebederos artificiales de perdices que construyeron los cazadores el pasado verano en ese mismo lugar.
«Hasta que no finalice la erupción del volcán no sabemos el alcance que tendrá, pero entre la lava y la ceniza que expulsa hay muchas especies de menor que lo van a pasar muy mal. Contra la naturaleza nada se puede hacer…», se lamenta el cazador, que detalla que las especies de mayor no se verán afectadas.
«El lugar en el que ha ocurrido la erupción es una zona de ámbito rural y muchas personas viven de la agricultura y de la ganadería, y también hay muchos cazadores», expone el presidente insular. «Ellos ya estaban cuidando las perdices con alimento y bebida, mirando los bandos… un trabajo que se ha fastidiado por completo», añade.
«En la zona cero no se podrá cazar en muchos años»
En la zona exacta del volcán, según explica Triana, «no se va a poder cazar en unos años, una erupción que además, con la ceniza, afecta a los municipios colindantes que tienen zonas de cacería. Por precaución y seguridad, no se podrá practicar la actividad cinegética allí», adelanta el cazador.