El incendio declarado a última hora del pasado sábado en la Vall d’Ebo, en la provincia de Alicante, ha dejado más de 12.000 hectáreas de superficie quemadas, en un perímetro que abarca 65 kilómetros. Una vez controladas las llamas, las sociedades de cazadores de la zona se afanan ahora en ayudar a la fauna silvestre que ha conseguido sobrevivir.

«Esto es lo que queda del coto de Vall de Alcalá», comenta un cazador en un vídeo publicado por la Federación de Caza de la Comunidad Valenciana. «¡Mirad muflones! ¡Muflones por lo quemado! Ahí están parados mirándonos. Para que digan que se ha muerto todo», añade el hombre mientras muestra el lamentable estado en el que ha quedado el monte.

En la filmación se puede ver una recopilación de imágenes de diferentes grupos de cazadores de la zona trabajando por y par la fauna. Son los primeros que han pisado el campo tras las llamas.

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El papel de la caza en la lucha contra el fuego

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El «Informe de Impacto Socioeconómico de la caza en España», elaborado por la consultora Deloitte para la Fundación Artemisan, revela que el sector cinegético es clave en la lucha contra incendios forestales ya que cada año invierte 54 millones en mantenimiento y adecuación de accesos, pantanos, mejora del monte, cortafuegos y cortaderos, podas… entre otros.

Pero el papel de la caza en la lucha contra el fuego va mucho más allá: los miles de guardas que trabajan en los cotos de caza de toda España se convierten en agentes activos en la prevención, ya que en innumerables ocasiones son quienes primero advierten el inicio de los incendios forestales así como comportamientos inadecuados por parte de los usuarios del monte y que pueden aumentar el riesgo de que se inicie un incendio.

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