El sector cinegético en España invierte 300 millones de euros al año en labores dirigidas a la conservación del medio ambiente, según el informe «Evaluación del Impacto Económico y Social de la Caza en España», elaborado por la consultora Deloitte para la Fundación Artemisan.

En concreto, este informe señala una inversión de más de 233 millones de euros anuales por parte del sector cinegético a labores que inciden directamente en la conservación de los espacios forestales y vegetales, como por ejemplo la realización de podas, desbroces, plantaciones y protección de la vegetación. Además, los cazadores realizan reforestaciones y llevan a cabo tratamientos selvícolas que ayudan a fomentar especies más interesantes como la encina y el matorral noble, eliminando especies alóctonas y manteniendo densidades adecuadas de herbívoros.

El verano supone además el momento álgido en muchas labores de gestión cinegética: coincidiendo con la época estival y ante la escasez de alimento para multitud de especies cinegéticas y no cinegéticas, las sociedades de cazadores aportan comida y agua suplementaria que beneficia a toda la fauna que habita en los terrenos cinegéticos. En concreto, los cazadores invierten más de 15 millones de euros en la instalación de puntos de agua y 41,4 millones de euros en siembras.

Además, según el informe de Deloitte, casi 11.000 cotos participan en programas de conservación de especies protegidas como el Lince, el Lobo, el Quebrantahuesos y otras, y más de 26.000 desarrollan programas de concienciación y sensibilización medioambiental.

54 millones anuales en prevención de incendios

A los más de 230 millones de euros de inversión en materia de conservación hay que sumar los 54 millones de euros que los cazadores invierten cada año en la prevención de incendios manteniendo cortafuegos, caminos y pistas forestales, y aportando vigilancia sobre el terreno gracias a sus servicios de guardería. En este sentido, la instalación de harcas y puntos de agua también sirven para apagar los incendios, una vez producidos.

«Todos estos datos sitúan indiscutiblemente al sector cinegético como el primero en inversión privada dirigida a la conservación» explica José María Mancheño, presidente de la Federación Andaluza de Caza, quien añade que «las cifras demuestran que, más allá de lo que pueda pensarse, la caza es una actividad que implica una relación constante y continúa con el campo, más incluso en los períodos de veda en los que no se puede cazar. Los cazadores sólo entendemos la nuestra actividad como un recurso sostenible y renovable por el que debemos velar con nuestros propios recursos y trabajo».

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