El cazador D.C., natural de Toledo y cuya identidad prefiere mantener en el anonimato, abatió el pasado 25 de julio un espectacular corzo con una rara cuerna de siete puntas. Del trofeo destaca lo perlado del conjunto y la rara punta que nace en forma de ‘garfio’, algo que achaca el cazador a un posible golpe que se pudo dar el animal cuando aún no habría descorreado.

Así le entró, entre dos luces, este espectacular corzo

El cazador se encontraba haciendo una espera de corzos en su coto, ubicado en las cercanías del municipio guadalajareño de Sigüenza, cuando, entre dos luces, le salió este espectacular ejemplar a unos 150 metros de distancia del lugar en el que se encontraba.

«Estaba apostado en una siembra y el animal me entró a última hora de la tarde, cuando ya casi no se veía y se estaba haciendo de noche. Ya estaba tirando la toalla y creía que no aparecería ningún animal, pero me llevé esta grata sorpresa», explica el cazador a la redacción de Jara y Sedal.

Un disparo a 130 metros

Una imagen más en la que se puede apreciar la curiosa cuerna del animal. © D. C.

«Me salió el corzo entre dos paredes de piedra, ya que era como un corralito», afirma. «Iba comiendo y andando, a una distancia de unos 150 metros aproximadamente», relata. El cazador esperó hasta que se el animal se paró a unos 130 metros, momento en que pudo apuntar a la pieza con su Rifle Blaser K95 en calibre 7mm Remington Magnum que había cargado con munición RWS de 165 grains.

«Me apoyé en el trípode y conseguí un disparo certero, ya que había esperado a que dejase de comer y, en ese momento, apreté el gatillo», explica el cazador toledano que difunde los valores de la actividad cinegética a través de su cuenta de Instagram.

Cuando fue a cobrar la pieza, se percató de la enorme sorpresa: «Es un trofeo que me encanta, tengo más corzos raros pero este es singular y especial», dice explicando la peculiaridad de lo que él achaca a un «golpe» en el periodo de formación de la cuerna. «Está como doblada esa parte», apunta el cazador, que también explica que era «un animal viejo, con los dientes muy desgastados». «Cuando le abrimos la boca nos quedamos asombrados», concluye sobre este hecho.

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