El cazador David Roque, natural de la localidad asturiana de Cangas de Onís, abatió el pasado sábado, 27 de agosto, un jabalí con unas tremendas defensas durante una batida celebrada en los alrededores del conocido santuario de Covadonga.

«Los perros estaban echando jabalíes para adelante y para atrás y tuve la suerte de que me metieron este buen animal y me hice con él», expone el cazador, que utilizó durante el lance un rifle Sauer 202 en calibre 7mm Remington Magnum cargado con munición Remington Core Lockt de 175 grains.

«Era un jabalí que era un peligro para los perros, y si llega a estar herido, los canes podrían haber tenido problemas», añade.

Se hizo con él en la segunda echada de la jornada

El cazador, que ha contactado con la redacción de Jara y Sedal para compartir la historia de este gran día de caza, explica que, en la zona, «estos jabalíes, de no demasiado peso pero bien armados, pueden resultar muy peligrosos». El lance fue «rápido y puro de batida». «El jabalí me entró por encima de donde yo estaba, tapado entre árboles y dándome una única oportunidad de apretar el gatillo con éxito. Aunque no era un lance fácil, pude hacerme con él», expone. Dos sabuesos fueron los canes que se lo echaron al puesto.

Uno de los perros al llegar al jabalí recién abatido. © D. R.

El cazador hace una mención especial al «trabajo de perros y monteros que, a pesar del intenso calor de estos días, aguantaron cazando toda la jornada, echando varios jabalíes durante la batida». «Con la emoción del momento grabé vídeos de los perros, del montero… pero no caí en sacarme una foto en el lugar del lance con el jabalí, el montero que le echó y los perros que le trajeron», se lamenta el cazador.

«Ya por la noche, después de cenar, caímos en que no tenía ni una fotografía con un jabalí al que, con toda seguridad, voy a recordar de por vida y fue entonces cuando sacamos unas fotos para inmortalizar el momento», concluye su relato de esta jornada.

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