El cazador albaceteño Mario González, de 32 años de edad, consiguió abatir el pasado 9 de julio un gran jabalí de esos que dejan huella en cualquier cazador. Tras varias semanas de eternas esperas en su búsqueda, el viejo, resabiado y descomunal macareno de 120 kilos que estaba destrozando los campos de su localidad, Yeste (Albacete), dio la cara. O mejor dicho, los colmillos.
González ha narrado a Jara y Sedal todos los detalles de una noche de espera que no olvidará jamás: «Tenía controlado al animal en las últimas semanas, ya que comía en una zona de siembra en la que yo me ponía para las esperas. Le hice varias de ellas a unos 100 metros aproximadamente, perono conseguía hacerme con él. Era viejo y, como se las sabía todas, daba muchas vueltas a la siembra y me detectaba enseguida», relata el cazador.
Por ello, decidió ponerse lo más lejos posible, a unos 277 metros, y abatirlo al paso. «Y efectivamente, ese fue mi acierto. De lo contrario, jamás me hubiese hecho con él», asegura. En la noche del pasado 9 de julio, Mario se colocó al atardecer en el lugar y no fue hasta la medianoche cuando comenzó a escuchar sus pasos. «Era un pájaro. Daba la vuelta a toda la siembra antes de entrar en ella. Se las sabía todas», describe González.
El disparo perfecto: en el codillo
Gracias a que en los días anteriores había podido seguir sus huellas y ver por dónde entraba, logró saber el paso que tenía. «Cuando lo vi, me coloqué, encendí la linterna, me miró, muy rápido encaré el visor y disparé en la zona del codillo», dice sobre un lance que llevó a cabo con su rifle Blaser 270. Short Magnum y munición de 150 grains.
Cuando fue a cobrarlo, llegó la sorpresa: «Era un animal increíble. Yo sabía que era grande, pero nunca me imaginaba que tendría ese peso ni esos colmillos tan largos, que le medían 9,5 centímetros por fuera», dice sobre unas defensas que finalmente han medido 22 centímetros de largo cada una. Sobre las amoladeras, el cazador las describe como «perfectas», ya que «son redondas, y no se le llegan a clavar en la carne por muy pocos milímetros», asegura.
Esta, sin duda, será una noche que no se le olvidará jamás a este cazador de 32 años que, además, ha cumplido con su misión aliviando la presión de estos animales sobre las cosechas.
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