El aumento poblacional del zorro (Vulpes vulpes) se debe sobre todo al cambio sustancial que ha sufrido nuestro medio rural, a la disminución de la presencia humana en estas zonas y al abandono de muchos cultivos en tierras que hoy día no son consideradas rentables. A estos factores hay que sumar el hecho de que en determinadas comarcas se hayan dejado deteriorar gravemente las poblaciones de especies cinegéticas de caza menor y, por otra parte, haya aumentado considerablemente la cabaña ganadera. Ahí es donde el zorro, con tan sólo el ganado de campo, tiene comida más que suficiente para subsistir: corderos, tostones, las placentas de las madres y el pienso destinado a estos animales son un nutritivo alimento para este cánido.

Con este planteamiento, y con la fama de animal ‘dañino’ y odiado, son varios los que hoy se lanzan a su caza con diferentes métodos. Lo primero que hay que tener en cuenta es que en estos tipos de caza casi siempre, o en la mayoría de los casos, se está a expensas de terceras personas: propietarios, arrendatarios, ganaderos, pastores… que serán los que realmente proporcionen numerosas jornadas de caza, pues en el propio coto, si existe alguna madriguera, como mucho se podrá cazar dos o tres veces en temporada con algún resultado. Para muchas de estas personas aún existe el concepto de zorro como un animal dañino y un competidor para el cazador. Por eso hay que hacerles ver que son necesarios, en densidades adecuadas, para el equilibrio del medio.  

Águila real tras cazar a un zorro. ©Shutterstock
Águila real tras cazar a un zorro. ©Shutterstock

La caza del zorro con águila real

Todavía hoy, en algunos lugares de Mongolia, se sigue practicando la caza del zorro –e incluso del lobo– con águilas reales que son entrenadas diariamente y con maestría por los miembros del pueblo kazajo, quienes mediante milenarias técnicas de cetrería capturan estos cánidos para poder seguir comerciando con sus pieles. En Centroeuropa, la modalidad de cetrería con grandes águilas está más extendida que en la Península Ibérica: con ellas se capturan presas de gran tamaño como liebres, zorros e incluso corzos, aunque es cierto que, en estos territorios, la densidad de estas especies cinegéticas es mayor que en España, lo que facilita notablemente las capturas. 

Conseguir que una de estas aves llegue a ser diestra en la captura de los astutos zorros sin resultar dañada requiere de un gran entrenamiento y un total conocimiento por parte del águila de las armas con las que estos animales se defienden en el momento de la captura. También debe tener la certeza de que tras el agarre será ayudada por el cetrero si fuera necesario. Para familiarizarla con la presa que va a capturar, es necesario que en los primeros encuentros con zorros no se vean dañadas por algún mordisco y salgan siempre victoriosas del lance. Para llegar a este punto, el ave debe haber sido ‘trabajada’ para estar fuerte y musculada y así poder aguantar la pelea.

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Durante los lances pueden llegar a recorrer largas distancias. La versatilidad y experiencia de las águilas en las técnicas de caza facilitan las capturas en lugares de difícil acceso para una escopeta. Esta técnica, nada habitual en España, se muestra ecológica y efectiva, pues al tratarse de un ave depredador natural de los zorros éstos se muestran más precavidos y cautelosos a la hora de campear por los cotos: la presión puede ser tan fuerte que en ocasiones se llega a ahuyentar a los raposos de nuestras zonas de caza. 

Águilas y perros juntos, con cuidado

Los mejores lugares para esta modalidad son los miradores, donde el águila puede dominar grandes distancias y desde los cuales emprende el vuelo en dirección a la presa. Como todas las técnicas de caza, ésta no es infalible y se ve dificultada en lugares de densa vegetación, donde el ave puede perder de vista a su presa y ésta encontrar refugio. En este caso, el empleo combinado de perros no es posible, ya que podrían ser confundidos y atacados por el propio águila como si se trataran de una presa.

En cualquier caso si hablamos de perros de madriguera sí es posible esta combinación, los perros desalojan a las raposas de sus encames y el águila las persigue, como se puede ver en el siguiente vídeo.

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