El cazador profesional Gonzalo García-Germán, natural de Madrid y propietario de la orgánica Caza Salvaje, abatió en un coto en la provincia de Soria este lunes 25 de abril junto a un cliente uno de los corzos más imponentes de lo que va de temporada. Según García-Germán, el trofeo del animal podría llegar a los 200 puntos.

El cazador explica a la redacción de Jara y Sedal que ya tenían localizado a este animal e incluso habían tenido la oportunidad de dispararlo en otra ocasión, pero lo habían fallado: «Desapareció de la zona hasta que lo volvimos a ver el lunes», explica el orgánico a este medio.

Curiosamente, no iban tras su pista, sino detrás de otro de los denominados como corzos ‘asesinos’, a los que se se les conoce de este modo por carecer en su cuerna de luchaderas y contraluchaderas y con la que pueden herir a otros machos de su especie.

Un lance tras una pelea sobre las 20:30 horas de la tarde

Tras ocho días sin ver al animal, regresaron a la zona para ver si lo veían de nuevo cuando, por sorpresa, se toparon con una curiosa escena: «Cuando estábamos intentando localizar a ese corzo, apareció este sobre las 20:30 horas de la tarde. Vimos la pelea de ambos, y la verdad que el cliente estuvo rápido», puesto que se colocó presto con su rifle Sako del calibre 7mm Remington Magnum efectuando un perfecto disparo sobre el de mejor trofeo en el codillo.

«No he tenido nada igual en mis manos nunca»

Otra imagen del corzo. © Caza Salvaje

Gonzalo García-Germán, experimentado cazador que ha recorrido gran parte del mundo movido por su pasión cinegética, explica que el corzo abatido por su cliente «es una bestia cuyo trofeo llegará a los 200 puntos; yo no he tenido nada igual en mis manos nunca», expone. «Lo teníamos fichado hace tiempo, pero se falló una vez, por eso desapareció de la zona y creíamos que no lo veríamos más, pero fíjate qué sorpresa nos ha dado la vida», añade García-Germán.

Sus cuernas las pondrán en manos de la taxidermia Taxtrophy en los próximos días, cuando pierdan la suficiente humedad: «Ahora están en verde», señala el orgánico, que apunta que la pieza tenía «entre cinco y seis años» de edad.

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