Un cazador abatió en rececho un extraño corzo al que le faltaban tres dientes en el lado izquierdo de la mandíbula superior. Nos cuenta cómo lo cazó y cómo se percató de la malformación que tenía.

6/3/2020 | Redacción JyS

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El cazador y su familia junto al corzo y el trofeo una vez cocido. / JyS

El cazador catalán Sebastián Martín ha abatido, en las cercanías de la localidad barcelonesa de Castelltersol, un raro corzo sólo con la mitad de las muelas en un lado de su mandíbula. Fue en un día de rececho que compartió junto a su familia y que terminó con la inusual estampa de este extraño ejemplar de cérvido, que solamente tenía tres piezas dentales en en la mandíbula superior izquierda.

«Empezamos el rececho por debajo de un siembra y, al llegar a los últimos campos que teníamos que recorrer, vi que había dos machos y tres hembras. Nos acercamos poco a poco, hasta llegar a unos 200 metros aproximadamente. Cogí el reclamo, lo llamé, y me vinieron dos», relata a Jara y Sedal sobre el lance el cazador.

Entonces, el animal «se volvió hacia mí. Se acercó a unos sesenta metros, ya teníamos todo preparado, disparé y cayó muerto», explica antes de encontrarse con la sorpresa. «Ni me di cuenta de que tenía así la boca», relata. El cazador tan sólo se percató de ello cuando, tras descongelarlo días después para cocer el trofeo, encontró que le faltaban varias piezas dentales.

«La sorpresa ha sido que, al preparar la cabeza, solamente tenía tres muelas y le faltaba la mitad de la mandíbula», detalla el cazador, que explica que un amigo biólogo le han comentado que, efectivamente, se trata de una malformación en esa zona. «Además, el animal no tenía signos de un antiguo disparo», añade Sebastián Martín.

Una malformación de nacimiento como principal hipótesis

Imágenes del cráneo del corzo. / JyS

Para saber más al respecto de la malformación que sufrió este corzo, Jara y Sedal se ha puesto en contacto con Florencio Markina, presidente de la Asociación del Corzo Español (ACE), quien ha señalado que hay dos posibilidades sobre lo que padecía este animal. «Dado que ese corzo no tiene más de tres años, seguramente tenía una malformación de nacimiento (golpe fetal o genético)», explica.

Otra posibilidad es que «si el corzo fuera de más edad, podría tener una infección dental que le hubiera provocado una reducción del hueso y la pérdida de las piezas dentales. Sea lo que sea, se trata de un caso muy curioso», concluye Markina.